05/02/2025

MCM Mt 6, 19-23

ATESORAR LA VIDA

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos III, n. 95)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Mateo: 6, 19-23

Donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón.

 

«Hijos míos: acumulen tesoros en el Cielo. Sus corazones son mis tesoros. Pidan luz para sus ojos que ilumine su oscuridad, para que sus cuerpos tengan luz. No permitan que sus tesoros sean robados. No acumulen tesoros en la tierra. 

Aprendan a poner sus ojos y su corazón en el cielo, para que todos sus actos y sus oraciones los dirijan a Dios.

Aprendan a recibir el amor y la misericordia, exponiendo sus corazones a la luz del evangelio, para que escuchen la voz del Hijo de Dios, para que crean en Él y cumplan sus mandamientos. Contemplen su cielo, para que quieran llegar a Él. 

Aprendan a amar a Dios por sobre todas las cosas, y a proteger el tesoro que llevan dentro, para que no desperdicien sus riquezas en el mundo, sino que enriquezcan con sus tesoros el cielo.

Aprendan a acumular tesoros en el Cielo, en donde no hay ladrones que se los roben ni polilla que los destruya; y no en la tierra, en donde los ladrones se roban los tesoros que son la vida de los hombres.

Cuídense del peligro del activismo que los envuelve, en el que se engañan a sí mismos, descuidando lo único necesario por cumplir con muchas cosas importantes, arriesgando su humildad y su caridad. Y el que no tiene caridad nada es, nada le aprovecha, nada tiene. 

El Señor los invita a perder por Él su vida, para encontrar en Él la vida. No para ser coronados de riquezas, sino para ser coronados de gloria, cuando estén con Él en su paraíso. Porque su Reino no es de este mundo. Él los está esperando. Acudan a su llamado en la oración, remando mar adentro, en la intimidad del corazón, para que lo encuentren, para que lo sigan, para que lo sirvan, para que le entreguen el tesoro que le pertenece, y que ha ganado con su pasión, con su muerte y con su resurrección: la vida de cada uno de ustedes».