05/02/2025

MCM Mt 8, 5-11

TENER UNA FE GRANDE

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre 

(Fuente: Espada de Dos Filos I, n. 2)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según San Mateo: 8, 5-11

Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande.

 

«Hijos míos: es muy valiosa la oración de intercesión. Me agradan las almas que ruegan con insistencia por otros, especialmente por los sacerdotes, y me acompañan rezando el Santo Rosario.

Yo les pido: caminen conmigo, recen con insistencia suplicando por la conversión de cada uno. La oración de intercesión es el arma más poderosa contra el maligno, y una corona de rosas como ofrenda para mi Hijo Jesucristo. Me gusta mucho cuando lo rezan con fe. Sus voces son música con la que los ángeles cantan alabanzas al Señor.

El rezo del Santo Rosario son gritos de auxilio, pero es melodía para mis oídos. No puede ser ignorada esa oración.

Si ustedes tienen fe, mi Hijo les va a conceder todo lo que pidan en su nombre, rezando el Santo Rosario. Intercedan por las intenciones por las que los otros rezan, para que Dios Padre no vea los pecados de su Iglesia, sino la fe de su pueblo. Pidan a los santos que intercedan también.

Yo protejo a mis hijos y los socorro en sus necesidades. Si han sentido el cansancio y el hastío que los debilita, pero me acompañan, yo fortalezco su voluntad. En esta voluntad entregada está la victoria. La lucha es de cada uno, cada día, constante. El cansancio del cuerpo debilita la voluntad y tienta el alma. Pero un espíritu fortalecido por la oración y la entrega continua a Dios es invencible. Yo ruego por ustedes para que mi Hijo los vea, se admire y diga: ¡qué grande es su fe!».