REUNIDOS CON LA DIVINA PASTORA
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos I, n. 7)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Mateo: 9, 35-10, 1. 6-8
Al ver a la multitud se compadeció de ella.
«Hijos míos: yo soy la mujer vestida del Sol. Llevo una corona de doce estrellas sobre mi cabeza, y la luna bajo mis pies. Llevo en mi vientre al Hijo de Dios, y con las plantas de mis pies yo piso la cabeza de la serpiente, para que no caigan en la tentación, sino que cumplan la voluntad de Dios.
Pero la serpiente es astuta, hijos, conoce la debilidad de los hombres, y aprovecha bien la herida que el pecado original causó en el alma de los hombres. La soberbia somete la voluntad de los hombres cuando deciden usar su libertad, no para amar y adorar a Dios, sino para satisfacer sus propios deseos. Se les ha endurecido el corazón, y caminan perdidos como ovejas sin pastor.
Hace falta mano firme, hace falta formación, descubrir el verdadero valor de la vida y los sentimientos del corazón. Al mundo le falta fe. Divina Pastora yo soy. Aquí estoy para tomarlos de mi mano, y conducir a mi rebaño. De mi vientre ha nacido Cristo, el Buen Pastor, modelo de todo hombre, Amo, Creador y Señor, dueño de la vida y de la gloria de Dios. He venido a traerles mi compañía, he venido a reunir a los que Dios ha elegido como guías para reunir a sus rebaños en un solo rebaño y con un solo Pastor; también a las ovejas perdidas y a las que no son de su redil.
Dios todo lo ve, hijos, todo lo sabe, todo lo conoce. No hay nada oculto a sus ojos. Pero todo lo soporta. Con paciencia espera a que abran sus ojos y sus oídos, y se den cuenta que nada de eso que hacen vale la pena. Solo Dios les da la vida eterna. Él se compadece y perdona todas sus infidelidades. Acepten la gracia del perdón que el Hijo de Dios les ha ganado. Reciban mi misericordia, porque yo soy Madre, y yo los quiero a todos».