NO TENER MIEDO
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos III, n. 97)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Mateo: 10, 26-33
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
«Hijos míos: yo les doy la protección maternal de mi manto, para que el enemigo no pueda hacerles daño; protección para que perseveren en mi compañía y mantengan puras sus almas; protección ante los peligros, para que obren según la voluntad de Dios. Yo los guardaré, les daré mi paz, los reuniré conmigo y los protegeré, hasta el día que vean a mi Hijo y digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Recuerden que Dios es bueno y misericordioso, y envió a su Hijo para llevarle la salvación al mundo entero; para llevarles buenas noticias, y darles amor y misericordia; para llevar la Palabra, que es la luz verdadera que ilumina a los hombres. Y la luz fue enviada al mundo. Y fue a los suyos, pero los suyos no la recibieron.
Aprendan de Él a soportar los golpes, las burlas, las calumnias, la indiferencia, la injusticia, la iniquidad, la persecución, el desprecio, y los errores de los demás, cargando su cruz de cada día con alegría.
Conviertan sus sufrimientos, sus trabajos, sus cansancios, sus dolores, sus preocupaciones, sus aflicciones, sus angustias, sus miedos, y sus esfuerzos en una ofrenda agradable a Dios, uniéndola en el único y eterno sacrificio de Cristo.
Ofrezcan también sus alegrías, sus gozos, los frutos de sus trabajos, la satisfacción de su servicio, y las pequeñas cosas de cada día hechas con amor.
No tengan miedo. Cristo es portador de alegría, de buena nueva, de bienaventuranza, de amor, de misericordia, de paraíso, de cielo. Esfuércense en alcanzar la santidad, y luchen por la paz y la justicia. Hagan y digan todo lo que Él les diga, para que lo reconozcan ante los hombres y sus almas proclamen la grandeza del Señor. Entonces Él los reconocerá a ustedes ante su Padre que está en el Cielo».