06/02/2025

MCM Mt 12, 38-42

TRANSFORMAR EL CORAZÓN

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre 

(Fuente: Espada de Dos Filos IV, n. 31)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Mateo: 12, 38-42

Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal.

 

«Hijos míos: Jesús es el único justo, el único y tres veces Santo. Nadie tiene derecho a cuestionarlo, a ponerlo a prueba, a pedirle señales de su poder y muestras de su infinito amor y misericordia. 

Ustedes le piden a Jesús muestras de su lealtad, cuando le piden señales prodigiosas, cuando le piden ver para creer, y le piden muestras de su poder, porque no creen en Él y en su amor incondicional que no pide nada a cambio. Él se da todo, amándolos hasta el extremo, pagando sus culpas en la cruz, para darles vida con Él en su paraíso. 

El Hijo de Dios les ha dado una señal prodigiosa: la señal de la cruz, la señal del amor, por el que Dios todopoderoso, creador de Cielos y tierra, de todo lo visible y lo invisible, se abaja a su criatura, y se hace hombre, se encarna de vientre de mujer, para nacer y hacerse visible a los ojos de los hombres, para que los que tengan ojos vean, y viendo crean que Dios amó tanto al mundo, que le dio a su único Hijo, para que todo el que crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna. 

Y les ha dado una señal de lealtad cumpliendo sus promesas, cuando entregó su espíritu en las manos del Padre, para descender a los infiernos a anunciar su victoria, resucitando de entre los muertos al tercer día, reconstruyendo en tres días el templo que había sido destruido. Él ha destruido la muerte, y ha vencido al mundo, ganando para el mundo la vida. ¿Necesitan más señales que éstas?

Es tiempo de conversión, de arrepentirse, de pedir perdón, de pedir auxilio y de hacer penitencia. Es tiempo de cambiar los corazones de piedra por corazones de carne, y de creer en el Evangelio, porque será cumplida hasta la última letra.

Reciban la misericordia de Dios derramada en la cruz, y reúnanse en torno a mí, que soy su Madre, para que, a través de mí, reciban las gracias del Espíritu Santo, para que transformen sus corazones. 

No tienten al Señor su Dios, y no sean incrédulos, sino creyentes. 

No pidan más señales que lo que les ha dado el Señor: los prodigios que realizan las manos de los sacerdotes con el poder de Cristo vivo, señal de amor, señal de comunión, señal de alimento y bebida de salvación, señal de ofrenda, señal de don, señal de gratuidad, señal de perdón, señal de vida, señal de alegría, señal de cruz, señal de muerte y de resurrección, señal de la misericordia infinita de Dios, que es su presencia viva, y es Eucaristía».