PEDIR CON FE
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos IV, n. 51)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Mateo: 15, 21-28
Mujer, ¡qué grande es tu fe!
«Hijos míos: pidan con fe y con insistencia, abandonándose en las manos de quien les da la fuerza y los sostiene: las manos de Cristo.
Pidan, acepten, reciban y agradezcan las gracias que yo tengo en mis manos para ustedes, y reconozcan en su debilidad la necesidad del poder de Dios.
Pidan fe, y en esa fe caminen al encuentro de Cristo, para que se llenen de Él y de su poder, para que ganen todas las batallas y descubran en las armas de la fe, la esperanza y la caridad, el tesoro de la victoria. Pero de estas tres la más grande es el amor. El arma que vence es el amor. Pidan estos dones para ustedes, pero pidan más la gracia de humillar sus corazones para que permanezcan en el amor, porque todo lo pueden en aquel que les da la fuerza.
Pidan la ayuda de los santos, para que intercedan por ustedes ante mi Hijo, para que atienda sus necesidades y les conceda lo que le pidan. Pidan a mi Hijo su compasión, para que, lo que pidan con fe, les sea concedido. Él da a quien pide con fe, aunque no lo merezca, porque se compadece de las miserias de los hombres, y alaba su fe cuando creen en Él, en su poder y en sus obras, y no les da las migajas ni las sobras, sino que se da Él mismo, a través de su misericordia. Pidan como un hijo pide a su padre.
El que pide con fe insiste, porque el que tiene fe pide cosas buenas, y sabe que el Padre que está en el Cielo se lo concederá.
Yo les doy un tesoro de mi corazón para que pidan por ustedes y por los demás: generosidad. Pero primero pidan a Jesús que aumente su fe, para que, por su fe grande, Él les conceda lo que necesitan para ustedes y para el mundo entero».