CONSERVAR LA INFANCIA ESPIRITUAL
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos VII, n. 29)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
FIESTA DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS
Evangelio según san Mateo: 18, 1-5
Si ustedes no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.
«Hijos míos: de los niños es el Reino de los Cielos. Conserven ustedes su alma de niño, para la vida eterna. Permanezcan pequeños. Es difícil conservar la infancia del alma en medio del mundo, de la adversidad, de las tentaciones, y de todo lo que el demonio les ofrece. Pues yo les digo, hijos míos, que el que se mantiene junto a mí y camina conmigo, permanece pequeño, para que yo pueda llevarlo en brazos cuando se cansa. Si ustedes permanecen junto a mí, como mis hijos pequeños, yo les aseguro que vivirán en la paz de un niño que se abandona en los brazos de su madre, bajo la custodia de su padre.
Busquen la santidad, haciendo de manera extraordinaria las cosas más pequeñas y ordinarias, siendo sencillos, humildes, alegres, como niños.
Yo quiero que ustedes vuelvan a ser como niños. El alma de un niño es paciente, es amable, no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe, no busca su interés, no toma en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia, se alegra con la verdad, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo soporta, porque es consciente de su incapacidad, de su baja estatura, de su debilidad, de su pequeñez, y pide ayuda; porque, a pesar de todo, quiere vivir su vida participando de una maravillosa aventura, esperando con anhelo que lluevan para él las gracias del cielo. El que es como niño habla como niño, piensa como niño, razona como niño.
Perseveren en el camino de perfección, que une a las almas en Cristo, por el Espíritu, para llevarlas al Padre. Infancia espiritual, eso es lo que quiere Dios. Infancia del alma en la que todo se hace con alegría y por amor. Vivan, con la ayuda de los santos, obrando con alegría, buscando el caminito para llegar al cielo, y pasar su cielo haciendo el bien en la tierra».