BEBER EL CÁLIZ DEL SERVICIO
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos VII, n. 5)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
FIESTA DE SANTIAGO APÓSTOL
Evangelio según san Mateo: 20, 20-28
”Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino”.
«Hijos míos: nadie puede juzgar ni culpar a una madre por pedirle y suplicarle a Dios lo que ella considera mejor para sus hijos. Esas peticiones deberían de alabarse, porque son intercesión con toda la fuerza del amor de un corazón a imagen de Dios: corazón de madre, porque Dios, que es amor, es padre y es madre, y para sus hijos lo tiene todo, los conoce a cada uno, y sabe para cada uno qué es lo mejor. No está mal desear el mejor lugar en la gloria de la eternidad. Desear sentar a los hijos a la derecha y a la izquierda de Cristo es desear la santidad.
Cristo es el modelo de vida para alcanzar la vida, dando ejemplo con su vida, mostrando el camino haciéndose camino, para llegar a Dios a través del servicio. Porque Él no ha venido a ser servido sino a servir. Y yo he nacido y crecido en el mundo para servir con mi vida al que ha venido a servir.
Imítenme en la virtud, en el silencio, en la vida de servicio y en mi entrega a Cristo al pie de su cruz, sosteniendo, contemplando, orando, adorando, amando, sirviendo. Aprendan a vivir como yo, tratando a Cristo como lo trato yo, con humildad, con familiaridad, con caridad, con entrega de vida en el servicio a los demás. Yo soy la última, porque yo he nacido para servir al primero, que ha querido hacerse último, el principio y el fin, el alfa y la omega.
Ruego a Dios pidiendo por ustedes, para que crezcan en estatura y en sabiduría; que sean humildes, obedientes, pacientes, prudentes, piadosos, perseverantes, justos y misericordiosos; que permanezcan en la virtud y en la fe, para que resistan a la tentación; que amen a Dios por sobre todas las cosas y beban del cáliz de mi Hijo, que es de servicio al prójimo, de entrega, de renuncia, de aceptación a la voluntad de Dios, de cruz; pero de alegría, porque al Señor se le sirve con alegría todos los días, sirviéndose unos a otros, amándose los unos a los otros, dando la vida por los amigos, haciéndose últimos, como último es Él; haciéndose pequeños, como pequeño se hizo Él, para que sean grandes como Él, y sean primeros, como primero es Él.
Ese es el ejemplo que Él les ha dado, para que ustedes hagan lo mismo, porque no es más el siervo que su amo. No tengan miedo, porque no están solos. Él es su amigo, Él los invita, Él brinda con ustedes, y ustedes beben de su cáliz con Él. Él está con ustedes todos los días de su vida, hasta el fin del mundo. Yo medito todo esto en mi corazón, y todo lo hago por amor de Dios».