«Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos» (Mc 2, 21-22).
Madre nuestra: las enseñanzas de Jesús eran el vino nuevo que debía beber el pueblo elegido, para poder aceptar el mensaje de salvación que venía el Señor a traer, enviado por el Padre. Pero hubo mucha resistencia por parte de escribas y fariseos para aceptar sus palabras, porque pensaban que venía a abolir la Ley y los Profetas, de modo que las consideraban blasfemias.
Pero es imposible que el Dios hecho hombre, quien es la Verdad misma, contradiga los mandatos divinos. Jesús aclaró siempre que venía a darle plenitud a la Ley. Es decir, a darle su verdadero sentido y a enseñar cómo debe cumplirse correctamente esa Ley. E insistió en que Dios quiere misericordia y no sacrificio. Lo dijo a propósito de sentarse a comer con publicanos y pecadores: antes que nada, la caridad.
Cómo cuesta al mundo entender bien los sentimientos del Corazón misericordioso de Jesús, que no quiere sacrificios vacíos, sino que vivamos el mandamiento del amor, dando nuestra vida por los demás, como la dio Él, esmerándonos en cumplir su voluntad.
Madre del Amor: que nuestro trato con Jesús, en el Pan y la Palabra nos lleve a enamorarnos verdaderamente de Él, a renovarnos cada día, para tener sus mismos sentimientos, y poder así ser misericordiosos con nuestros hermanos. Enséñanos.
Hijo mío: Jesucristo ha hecho nuevas todas las cosas.
Ha sepultado, con su muerte en la cruz, al hombre viejo, y ha surgido de su sepulcro, con su resurrección, el hombre nuevo.
Tú has sido renovado a través de la gracia del Bautismo por el Espíritu Santo. Eres como un odre nuevo, con la dignidad que te ha alcanzado Cristo, para verter en ti el vino nuevo de su Palabra, que te justifica y te salva.
Él ha venido al mundo a darle plenitud a la Ley, a enseñar cómo debe vivir un hombre fiel, amando a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.
Su Palabra es la verdad. Es la revelación del Padre revelándose a sí mismo.
Bebe, hijo mío, del vino nuevo del Evangelio. Renueva tu alma cada día escuchando, meditando, reflexionando, poniendo en práctica la Palabra de Dios, que está viva y que es eficaz, que es como espada de dos filos, que penetra hasta lo más profundo de tus entrañas, para desnudar tu alma y presentarte tal cual eres ante ti mismo, confrontándote con tu propia conciencia, para que te arrepientas y te conviertas, y vuelvas a tener el alma de niño, renovada por la gracia, como era después de tu Bautismo.
Ven, acércate a mí. Yo te mostraré el camino seguro para llegar a Dios. Su nombre es Jesús. Es Cristo, que ha venido a buscarte para sanarte, y a los brazos bondadosos y misericordiosos del Padre del cielo llevarte.
No pretendas remendar tus errores con remiendos nuevos siendo un hombre viejo. No te servirá para nada el vino nuevo si permaneces siendo un odre viejo.
Renuévate primero con la gracia de los sacramentos, y recibe dignamente, y como hombre nuevo, a tu Señor Jesucristo –presente en la Sagrada Eucaristía–, y déjate llenar con su vino nuevo.
Y déjate remendar con remiendos nuevos, porque, si eres hombre nuevo, si estás renovado, pero te has equivocado, al reparar con tu amor el daño que a su Corazón Sagrado hayas causado, tú quedarás limpio como hombre de corazón renovado.
Agradece, hijo mío, la bondad de tu Señor. Preséntale tus ofrendas dándole lo que Él quiere, y no lo que tú, en tu soberbia, piensas que puedes.
¿De qué te sirven holocaustos y sacrificios que Él no aceptaría?
¿De qué te sirve darle tu vida vacía?
¡Misericordia quiere y no sacrificios vacíos!
Tu caridad vale más que todos los sufrimientos que pudieras soportar.
¡Renuévate! Y entrégale a Dios tu vida, para que Él haga de ti un instrumento renovado, para llevar al mundo su misericordia, y a ti coronarte de su gloria.
¡Muéstrate Madre, María!
(En el Monte Alto de la Oración, n. 163)