2. Oración Personal



CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO c. 276 &2, n. 5

Se aconseja (a los clérigos) que hagan todos los días oración mental,  accedan frecuentemente al sacramento de la penitencia, tengan  peculiar veneración a la Virgen Madre de Dios y practiquen otros  medios de santificación tanto comunes como particulares.

DIRECTORIO PARA EL MINISTERIO Y LA VIDA DE LOS PRESBÍTEROS (n. 50)

La prioridad fundamental del sacerdote es su relación personal con Cristo a través de la abundancia de los momentos de silencio y oración, en los cuales cultiva y profundiza su relación con la persona viva de Jesús, nuestro Señor. Siguiendo el ejemplo de san José, el silencio del sacerdote «no manifiesta un vacío interior, sino, al contrario, la plenitud de fe que lleva en el corazón, y que guía todos sus pensamientos y todos sus actos»[1]. Un silencio que, como el del santo Patriarca, «guarda la Palabra de Dios, conocida a través de las Sagradas Escrituras, confrontándola continuamente con los acontecimientos de la vida de Jesús; un silencio entretejido de oración constante, oración de bendición del Señor, de adoración de su santísima voluntad y de confianza sin reservas en su providencia»[2].

En la comunión de la santa Familia de Nazaret, el silencio de José armonizaba con el recogimiento de María, «realización más perfecta» de la obediencia de la fe[3], la cual «conservaba las “obras grandes” del Todopoderoso y las meditaba en su corazón»[4].

De este modo, los fieles verán en el sacerdote a un hombre apasionado de Cristo, que lleva consigo el fuego de Su amor; un hombre que sabe que el Señor le llama y está lleno de amor por los suyos.


[1]     Benedicto XVI, Angelus (18 de diciembre de 2005): “L’Osservatore Romano”, edición en lengua española, n. 51, 23 de diciembre de 2005, 1.

[2]     Ibid.

[3]     Catecismo de la Iglesia Católica, 144.

[4]     Ibid., 2599; Cfr. Lc 2, 19.51.

REFLEXIÓN DESDE EL CORAZÓN DE MARÍA: "ORAR EN LA INTIMIDAD"  (Mt 6, 1-6.16-18) "El descanso del sacerdote debe ser acudir a la intimidad de la oración en soledad, en su habitación, desahogando todo lo que tiene en su corazón ante Dios nuestro Señor, que, como Padre y como amigo, lo está esperando, para reconciliarlo con Él, para abrazarlo y cubrirlo con su misericordia".

REFLEXIÓN DESDE EL CORAZÓN DE MARÍA: "EL SILENCIO DE LA ORACIÓN" (Mt 6, 7-15) Hacer oración no es cosa tuya. Es una invitación de Dios para charlar contigo, para escucharte como un padre a un hijo, y para decirte lo que necesitas, palabras de verdad, expresiones de amor, luz para la oscuridad de tu alma, alimento para tu vida espiritual, y complemento indispensable, para frutos en tu labor poder dar.