16/09/2024

Mt 16, 13-19

RENDIRSE ANTE JESÚS

Reflexión para sacerdotes 

desde el Corazón de Jesús

P. Gustavo Eugenio Elizondo Alanís 

 

«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt, 16, 18) «Este es mi instrumento elegido para llevar mi nombre ante los gentiles» (Hch9, 15)

 

Amigo mío: Pedro y Pablo son dos grandes santos, dos grandes apóstoles, dos grandes amigos míos, dos grandes pecadores, que se arrepintieron y se convirtieron, que me conocieron, que me siguieron, que dieron testimonio de mí, y que dieron su vida hasta el martirio, por mí.

Y tú, amigo mío, no eres muy diferente a ellos.

Lo mismo que les enseñé a ellos te lo he enseñado a ti.

Lo mismo que pedí a ellos te lo he pedido a ti.

Lo mismo que les di a ellos te lo he dado a ti.

Lo mismo que esperé de ellos espero de ti.

Dime, ¿tú sabes quién soy?

¿Me amas?

¿Te reconoces pecador?

Y, si me amas; si me conoces y sabes quién soy; si reconoces la diferencia entre el bien y el mal…

¿Por qué me niegas?

¿Por qué me persigues?

¿Por qué me lastimas?

¿Por qué te alejas de mí?

¿Por qué me abandonas?

¿Por qué no te decides realmente a dar tu vida por mí, como yo por ti la vida di?

Pedro me negó, me abandonó.

Pablo me persiguió.

Y tú no eres mejor que ellos.

Pero te amo tanto como los amo a ellos, y te he dado mi perdón.

¡Acéptalo!

¡Cambia de vida!

¡Convierte tu corazón!

¡Vuelve a mí!

¡Sírveme!

¡Demuéstrame tu amistad!

¡Deja todo y sígueme!

Yo te daré lo que les he dado a ellos: las llaves del Paraíso y mi gloria en el cielo.

Solo te pido que te comportes como un buen amigo, y que ames a tu esposa, mi esposa, con mi amor.

Ese amor yo te lo doy, recíbelo.

Trata a la Iglesia como la trato yo.

Con eterno amor.

Como un novio enamorado.

Como padre y proveedor.

Como buen pastor, que cuida su rebaño.

Como un esposo en la alcoba.

Como salvador, hacedor de milagros, buen administrador de la misericordia de Dios.

Como el mejor amigo.

Y como trata a una buena madre un niño.

Te juzgaré por el amor que tu esposa de ti haya recibido. 

Esas son las cuentas que te pido. Y aún más.

Tengo otras ovejas que no son de mi redil. Atráelas hacia ella, para que sean parte de ella. Una sola familia y un solo pastor.

Pedro y Pablo pasaron muchas pruebas para demostrarme su amor. Las pruebas que tú vives tampoco son pequeñas; pero créeme, el premio que te espera vale la pena. ¡Tienes mi gracia, y eso te basta!

El más interesado en que seas mío para siempre soy yo, porque te conozco, y sé que disfrutarte en mi Paraíso eternamente realmente merece la pena.

Vales el valor de mi preciosa sangre.

Somos uno, tú y yo, como mi Padre y yo somos uno.

Yo te elegí. Naciste para vivir para mí.

Acepta mi voluntad y ríndete ante mí.

No te vas a arrepentir.

 

«Pablo fue el perseguidor de Esteban; veamos en Pedro al negador del Señor.

Pedro lavó con sus lágrimas el haber negado al Señor; Pablo expió con la ceguera el haber perseguido a Esteban.

Lloró Pedro antes del castigo; Pablo sufrió también el castigo. 

Ambos fueron buenos, santos, piadosísimos.

Todos los días se leen sus cartas a los pueblos.

¿A qué pueblos? ¿A cuántos?

Escucha del salmo: Su sonido se extendió por toda la tierra, y sus palabras hasta elconfín del orbe de la tierra.

También nosotros somos prueba de ello.

También hasta nosotros llegaron sus palabras, nos despertaron del sueño y de la locura de la incredulidad, y nos hicieron pasar a la salvación de la fe»

(San Agustín, Sermón 298)

 

 

¡Muéstrate Madre, María!

 

 

(Pastores, n. 41)

 

 

PASTORES: COLECCIÓN DE REFLEXIONES PARA SACERDOTES

 

 

 

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