22/09/2024

Jn 15, 9-11

PERMANECER

EN EL AMOR   

Reflexión para sacerdotes

desde el Corazón de Jesús

P. Gustavo Eugenio Elizondo Alanís 

 

«Permanezcan en mi amor para que su alegría sea plena» (Jn 15, 9)

 

Amigos míos: permanezcan en mi amor.

Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les pido. Yo les pido que obedezcan a mi Padre, como yo.

Hagan lo que yo les digo. Les he dado ejemplo para que ustedes hagan lo mismo que yo.

Muestren el amor que le tienen a mi Padre, no sólo practicando sus ministerios con eficacia y dedicación, sino cumpliendo también los mandamientos de la ley de Dios.

Permanezcan conmigo. Yo soy el amor.

El Padre los ha amado tanto, que me ha enviado para mostrarles el camino de vuelta a su abrazo misericordioso. 

Y yo les he mostrado mi obediencia. He hecho todo lo que Él me ha pedido.

Les he dado mi vida.

Les he mostrado el camino.

Les he enseñado.

Les he dado ejemplo.

Todo lo que me ha dicho mi Padre se los he dado a conocer, para poder llamarlos amigos.

Les he confiado el tesoro de mi Padre, que es la fe, para que enseñen a su pueblo el camino, y los reúnan conmigo, para llevarlos a Él.

Yo les pido: ¡obedezcan! Ese es el camino. Yo mismo lo anduve. Me hice camino abriendo los brazos en la cruz.

Yo les pido: ¡vengan conmigo! No se alejen de mí. Permanezcan en mi amor. Por ese amor mi vida por ustedes di, para recuperarla de nuevo. ¡Y lo cumplí!

Yo soy la vida del mundo. La única verdad está en mí. Pero reconozco que el camino no es fácil. Algunas veces no es atractivo. Los hace sufrir. Pero eso es porque en mi amor no han permanecido. Yo les pido: ¡vuelvan a mí!

Aquel que sufre de soledad, de depresión, de la enfermedad, de los vicios, de aburrimiento, de tristeza, de cansancio, de desesperación, de angustia… y se deja engañar, y cae en tentación…

Que induce a otros al pecado, y no encuentra sentido a su vida…

Que se queja de no tener fe…

Que no hace oración, por pereza…

Que celebra sin entusiasmo…

Que vive día con día tratando de salvar su propia vida... 

Ese se ha alejado del camino.

¡Arrepiéntase y vuelva a mí!

Reconózcase pecador y pida perdón.

Que me diga ¡te amo, Señor!, y yo me encargaré de que vuelva a mí, y de que permanezca en mi amor, en el que se vive con alegría, a pesar de las circunstancias, de los problemas, de las dificultades, de las tempestades, de las guerras, de la enfermedad, de las incomodidades, de la pobreza, de la calamidad, de la persecución.

Incluso del sufrimiento del corazón, que ama y compadece, porque la alegría es plena para aquel que en mi amor permanece.

Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes, y compartirán mi eterna alegría.

 

«¿Qué otra cosa significa “permanezcan en mi amor”, sino en mi gracia? ¿Y qué otra cosa expresa cuando dice: “Si guardan mis preceptos permanecen en mi amor”, sino el signo por donde hemos de conocer cuándo le amamos, a saber, cuando guardamos sus mandamientos? No los observamos para que Él nos ame; antes, sin su amor no podríamos observarlos. Esta es la gracia visible para los humildes, oculta para los soberbios»

(San Agustín, Tratado sobre el Evangelio de San Juan, n. 82).

 

¡Muéstrate Madre, María!

 

(Pastores, n. 29)

 

PASTORES: COLECCIÓN DE REFLEXIONES PARA SACERDOTES

 

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