3. LLENOS DE MISERICORDIA - VACIARSE DE SÍ
EVANGELIO DEL VIERNES DESPUÉS DE CENIZA
Cuando les quiten al esposo, entonces ayunarán.
+ Del santo Evangelio según san Mateo: 9, 14-15
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?”. Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán”.
Palabra del Señor.
+++
REFLEXIÓN PARA EL SACERDOTE
Señor Jesús: tú comparas el ayuno con llevar luto. Ayunar es ausencia de alimento, y llevar luto es ausencia de un ser querido.
Y te refieres a tus discípulos como los amigos del esposo.
A nosotros, sacerdotes, nos has llamado tus amigos. Y, al estar configurados contigo, estamos siempre juntos, estamos siempre de fiesta.
Señor, cómo quisiera ser más consciente de esa bendita realidad. Tú siempre estás conmigo, no puedo llevar luto.
Y me haces participar todos los días de tu Sagrado Banquete, cuando celebro la Santa Misa. Tú me tienes como invitado de honor, y quieres que también salga a las calles y a las plazas a invitar a todos los que encuentre. Eres rico en misericordia.
Jesús ¿qué debo hacer para vaciarme de mí y llenarme de ti?
Permítenos a nosotros, sacerdotes, entrar en tu corazón, y concédenos la gracia de escucharte.
+++
«Sacerdotes míos: misericordia quiero y no sacrificios.
Yo soy el Cordero dispuesto para el sacrificio.
Yo soy el Sumo y Eterno Sacerdote.
Yo soy Dios y soy Hombre.
Yo soy Cordero y soy Pastor.
Yo soy Trinidad y soy Alimento.
Yo soy Bebida de salvación, y soy Pan vivo bajado del cielo.
Yo soy Don y soy Ofrenda.
Yo soy Palabra encarnada y soy Fuente de agua viva.
Yo soy Presencia viva y soy Gratuidad infinita.
Yo soy Fuente de luz y soy el Cristo.
Yo soy Camino y soy Cruz.
Yo soy Comunión y soy Sacramento.
Yo soy Verdad y soy Sacrificio.
Yo soy Misterio de fe y de salvación.
Yo soy Eucaristía y soy Misericordia.
Misericordia quiero con pureza de intención, desde un corazón contrito y humillado, que se reconozca débil y necesitado, que pida misericordia y que derrame misericordia.
No quiero sacrificios vacíos. Quiero obras llenas de amor.
No quiero holocaustos inútiles. Quiero ayuda al hermano necesitado.
No quiero lloridos ni lamentaciones. Quiero mi Palabra en acciones.
No quiero más sacrificios que el mío. Quiero que mis sacerdotes se unan a mí en este único y eterno sacrificio, por el que yo les doy misericordia, para que la lleven a todos los rincones del mundo.
Que reciban misericordia, a través de la unión en este sacrificio único y santo, para que entreguen la misericordia a través de los sacramentos, impartidos con amor y con pureza de intención, con manos limpias y corazones encendidos en celo apostólico, con conciencias tranquilas y corazones convertidos y reconciliados conmigo, para que sea en mi amistad su entrega de misericordia, y no en la obligación de un ministerio mal cumplido, porque ¿de qué les sirve salvar al mundo si no se salvan a sí mismos?
Quiero sacramentos impartidos con vestidos de fiesta, dignos de invitar y de participar en el Banquete Celestial, que es misericordia, porque con los sacramentos alimentan y visten, liberan y dan de beber, sanan y curan, perdonan y salvan, acogen y bendicen a los vivos y a los muertos, corrigen y aconsejan, enseñan y consuelan, compadecen y sufren, oran y hacen penitencia, reciben la luz de la fuente de agua viva para dar vida eterna.
Esta es mi misericordia: bienaventurados los misericordiosos porque ellos recibirán misericordia».
+++
Madre mía, Reina de la humildad: acabamos de comenzar una vez más el tiempo de Cuaresma, ese tiempo fuerte que nos llama a la conversión.
Quisiera pedirte tu consejo para vivir bien estos días de oración, sacrificio y obras de caridad y misericordia, y que me ayudes a revestirme de un buen traje de bodas, para estar digno en la Cena del Cordero.
Madre de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
+++
«Hijos míos, sacerdotes:
Que el ayuno sea de ustedes mismos, para que tengan hambre de Él.
Que se vacíen de ustedes mismos, para que se llenen de Él.
Que se unan a su sacrificio, para que reciban su misericordia, para que conviertan sus corazones y practiquen sus ministerios en virtud y santidad, para que administren la misericordia de Dios Padre, derramada en la cruz, a través del Sagrado Corazón de mi Hijo, por la gracia de Dios Espíritu Santo.
Yo pido misericordia para mi hijo que es Pastor y es Roca, a través de la oración de intercesión de ustedes, para proteger su cuerpo de los ataques del enemigo, y fortalecer su espíritu por medio de la fe, de la esperanza y de la caridad.
Yo pido su oración de intercesión con el poder del amor, porque donde están dos o más reunidos en el nombre de Dios ahí está Él, y todo les será concedido, por los méritos de mi maternidad, unida al sacrificio de Cristo.
Yo pido la unión de ustedes, mis hijos sacerdotes, santificándose según su vocación, para santificar a otros, siendo misericordiosos como el Padre del cielo es misericordioso, recibiendo la misericordia, que yo guardo como un tesoro en mi corazón, para llevarla al mundo entero.
Bienaventurados sean ustedes, que oran por los vivos y los muertos, porque recibirán misericordia.
Bienaventurados sean ustedes, que ayudan a otros a que reciban también misericordia.
Bienaventurados sean ustedes, los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Bienaventurados sean ustedes, los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Yo los acompaño a ustedes, a trabajar por la paz, poniendo empeño en conservar la unidad del espíritu con el vínculo de la paz. Unidad en un solo cuerpo y en un mismo espíritu, una sola esperanza, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios, que es Padre y es misericordia».
¡Muéstrate Madre, María!