24/11/2024

Mc 5, 21-43

EVANGELIO

¡Óyeme, niña, levántate!

Del santo Evangelio según san Marcos: 5, 21-43  

En aquel tiempo, cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se quedó en la orilla y ahí se le reunió mucha gente. Entonces se acercó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con insistencia: “Mi hija está agonizando. Ven a imponerle las manos para que se cure y viva”. Jesús se fue con él, y mucha gente lo seguía y lo apretujaba.

Entre la gente había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y había gastado en eso toda su fortuna, pero en vez de mejorar, había empeorado. Oyó hablar de Jesús, vino y se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto, pensando que, con sólo tocarle el vestido, se curaría. Inmediatamente se le secó la fuente de su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba curada.

Jesús notó al instante que una fuerza curativa había salido de él, se volvió hacia la gente y les preguntó: “¿Quién ha tocado mi manto?”. Sus discípulos le contestaron: “Estás viendo cómo te empuja la gente y todavía preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’ “. Pero él seguía mirando alrededor, para descubrir quién había sido. Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a sus pies y le confesó la verdad. Jesús la tranquilizó, diciendo: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad”.

Todavía estaba hablando Jesús, cuando unos criados llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decide a éste: “Ya se murió tu hija. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?”. Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: “No temas, basta que tengas fe”. No permitió que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.

Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús el alboroto de la gente y oyó los llantos y los alaridos que daban. Entró y les dijo: “¿Qué significa tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, está dormida”. Y se reían de él.

Entonces Jesús echó fuera a la gente, y con los padres de la niña y sus acompañantes, entró a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: “¡Talitá, kum!”, que significa: “¡Óyeme, niña, levántate!”. La niña, que tenía doce años, se levantó inmediatamente y se puso a caminar. Todos se quedaron asombrados. Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie y les mandó que le dieran de comer a la niña.

PREGONES  (Reflexión del Santo Evangelio según san Marcos 5, 21-43)

«Jesucristo es la vida. Todo el que crea en Él y se acerque a Él con confianza tendrá vida eterna. Porque el Hijo de Dios vino al mundo para perdonar a los pecadores, para sanar a los enfermos, y para darles vida. Basta que tengan fe.

El hombre que confía en el Señor no tiene miedo, sino que vive con alegría abrazando la fe, acudiendo a tocarlo a través de los sacramentos, para recibir la fuerza sanadora que proviene de Él.

Acude tú con confianza a tu Señor, y pídele que sane tu cuerpo y que sane tu alma. Y, si pensaras que has perdido la fe y se te ha endurecido el corazón, póstrate frente al Sagrario, y pide el don de la fe. Entonces Él te tomará de la mano y te dirá: “tu fe no está muerta, está dormida. Levántate”.

Arrepiéntete, pide perdón, convierte tu corazón. Renuncia a todas aquellas cosas que son obstáculos en tu vida y te impiden caminar hacia la santidad. Cumple la ley de Dios, toma tu cruz y síguelo.

Y, si te faltara valor, acude a María, la Madre de Dios, pidiendo su socorro. Y Ella, que es refugio seguro, te auxiliará, te protegerá, por ti intercederá, a Jesús te llevará, para que toques aunque sea la borla de su manto y quedes sano».