EVANGELIO
Recibirán cien veces más en esta vida, junto con persecuciones; y en el otro mundo, la vida eterna.
+ Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”.
Jesús le respondió: ‘‘Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna. Y muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros”.
PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Marcos 10, 28-31)
«Entregar la vida a Dios es una ganancia. Él es dueño de la vida, pero nos ha dado el regalo de la libertad, por la que cada uno puede decidir conservar su vida para sí mismo, o entregársela a Dios para hacer su voluntad. Y Él corresponde y nos recompensa de acuerdo a nuestra entrega.
Él nos ha prometido el ciento por uno en esta vida y la vida eterna. Por tanto, entregar la vida a Dios por amor a Cristo y por el Evangelio, es la mejor inversión, porque reditúa en beneficios infinitos.
Pero también ha prometido persecuciones, porque todo aquel que se entrega a Él no es del mundo, así como Cristo no es del mundo, y el mundo lo odia como lo ha odiado a Él. Pero ser perseguido por la causa de Cristo vale la pena, porque ganamos la gloria de Él.
Renuncia tú a ti mismo, a tu voluntad, a tu soberbia y egoísmo, y entrega tu vida como ofrenda a Dios, unida al sacrificio del Crucificado, que ha renunciado a todo por ti, ha entregado su vida para salvar la tuya, y ha ganado el derecho de que tu vida sea suya para compartir contigo su paraíso.
Entrégale tu voluntad para que haga contigo lo que quiera, y Él te dará sus dones en abundancia, te llenará de tesoros y le dará paz a tu corazón.
Haciéndote el último en esta vida te hará el primero en el Reino de los cielos, porque el Señor es justo y misericordioso, y no se deja ganar en generosidad».