24/11/2024

Mc 3, 1-6

EVANGELIO

¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?

Del santo Evangelio según san Marcos: 3, 1-6  

En aquel tiempo, Jesús entró en la sinagoga, donde había un hombre que tenía tullida una mano. Los fariseos estaban espiando a Jesús para ver si curaba en sábado y poderlo acusar. Jesús le dijo al tullido: “Levántate y ponte allí en medio”.

Después les preguntó: “¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?”.

Ellos se quedaron callados. Entonces, mirándolos con ira y con tristeza, porque no querían entender, le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. La extendió, y su mano quedó sana.

Entonces se salieron los fariseos y comenzaron a hacer planes, con los del partido de Herodes, para matar a Jesús. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Marcos 3, 1-6)

«Dios mira los corazones de los hombres, conoce sus intenciones. El que participa en una celebración litúrgica, con la intención de buscar alguna oportunidad para atacar a la Iglesia, es un hombre perverso y malvado, que no merece recibir los bienes espirituales derramados en la cruz. 

El hombre que comulga en pecado grave se condena. No es Dios quien lo condena, sino él mismo, que ofende gravemente a Dios por recibirlo en su corazón sucio y manchado por sus malas obras, su soberbia y sus malas intenciones. En cambio el hombre que acude a escuchar la Palabra y la cumple, y comulga en estado de gracia, se santifica.  

El amor se manifiesta en la caridad del que ama, que desea y hace el bien para el otro, sin egoísmo, sin esperar nada a cambio, con el único fin del bienestar del otro; y esto lo beneficia, porque amar hace bien, enriquece el alma, fortalece el espíritu, anima, vivifica y santifica.

Ama a Dios por sobre todas las cosas, y ama a tus hermanos haciendo caridad siempre con ellos. Porque por Dios has sido creado, a su imagen y semejanza, para amar y ser amado. Dios ama.

El amor es don, gratuidad infinita de Dios que se dona a los hombres en misericordia a través del Hijo, para incluir a los hombres, por el Hijo, en el amor trinitario de Dios. 

Haz el bien siempre. Pero antes de actuar discierne: piensa, reza, y deja que el Espíritu Santo actúe en ti, para que obres siempre el bien, con una intención recta y un fin justo, como instrumento de la misericordia de Dios».