EVANGELIO
El que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
+ Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 13-16
En aquel tiempo, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo.
Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.
PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16)
«La inocencia y la pureza del corazón de un niño es semejante al corazón de Cristo.
Los niños son la expresión de la humanidad creada por Dios en un principio, a su imagen y semejanza.
El hombre que quiera agradar a Dios que sea sencillo y alegre, que renuncie a todo aquello que lo ata al mundo, a su soberbia y orgullo, a sus preocupaciones y ambiciones, y se haga como niño.
Un niño tiene caridad, busca a Dios, reza, se abandona en la providencia de su padre y en los brazos de su madre, ríe, juega, no juzga, no hace el mal, obedece, aprende, es dócil, está dispuesto a ayudar, tiene el corazón sensible, se admira hasta de las cosas más pequeñas, no tiene vicios, tiene paz, pide con insistencia lo que necesita, ama y se deja amar.
El hombre que ama a Dios acerca a sus hijos a Él desde que son niños, para que los bendiga, porque desea para ellos el bien.
Procura tú buscar la infancia espiritual, para que tengas un alma de niño, viviendo con los pies en la tierra, pero con el corazón en el cielo, imitando a Jesús, dejándote acompañar, abrazar, auxiliar, guiar, por María su Madre, que te enseñará a tener un amor muy grande y dar la vida por tus amigos, como Él.
Sigue el modelo de los santos, de vidas ejemplares, que se hicieron como niños, porque en la sencillez se alcanza la perfección.
Recuerda los buenos momentos de cuando eras niño, y encuentra el camino a la verdadera felicidad».