24/11/2024

Mc 13, 33-37

EVANGELIO

Congregará a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales.

+ Del santo Evangelio según san Marcos: 13, 24-32 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo.

Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre”.

PREGONES  (Reflexión del Santo Evangelio según san Marcos 13, 24-32)

«Es tiempo de estar atentos y preparados. Todo aquel que tiene ojos puede ver las señales. Es tiempo de prepararse, de arrepentirse y de rectificar el camino. Es tiempo de conversión.

Nadie sabe ni el día ni la hora, pero la venida del Hijo de Dios es inminente. Es motivo de alegría para los que tienen fe y creen en Él. Es esperanza y consuelo para los que esperan su liberación, y confían en la misericordia del crucificado y en la justicia del resucitado, que vendrá como un ladrón, sin avisar, para tomar lo que es suyo, apartarlo de la vida del mundo, y llevarlo a la vida eterna en su Paraíso.

El que crea esto que alabe al Señor levantando su cabeza y mirando al cielo sin miedo, aun en medio de la adversidad y de la tribulación, confiando en que, por Él, Dios Padre no le enviará castigo, porque, por la cruz, el perdón y la redención, Cristo le ha merecido.

Es tiempo de permanecer unidos, acogidos en el seno de la Santa Madre Iglesia Católica y Apostólica, a la que protege la Madre de Dios. Cuando los hombres vean bajar del cielo al Hijo de Dios con la gloria de su Padre y sus ángeles se llenarán de alegría, porque sabrán que ha llegado el día de su liberación.

Abre tus ojos, permanece atento cada día, al ver bajar del cielo al Hijo de Dios en la Eucaristía, y recíbelo. Él es tu Salvador, tu Redentor, tu Libertador, tu Amo, tu Rey, tu Señor.

Acude a recibir su misericordia a través de los sacramentos, y aprende a ver las señales en la presencia de la Madre de Dios en el mundo y en sus mensajes, que son un llamado de amor a la conversión y a la consagración a su Inmaculado Corazón, para recibir su auxilio, y su maternal protección.

La Iglesia es como el portal de Belén que ella viene a limpiar, para que sea un lugar digno para recibir al Hijo de Dios. Acude al portal con el corazón dispuesto, para adorar y reparar».