24/11/2024

Mc 16, 9-15

EVANGELIO

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Del santo Evangelio según san Marcos: 16, 9-15  

Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios. Ella fue a llevar la noticia a los discípulos, los cuales estaban llorando, agobiados por la tristeza; pero cuando la oyeron decir que estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. 

Después de esto, se apareció en otra forma a dos discípulos, que iban de camino hacia una aldea. También ellos fueron a anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron.

Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no les habían creído a los que lo habían visto resucitado. Jesús les dijo entonces: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura”. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15)

«¿Qué es el hombre para que Dios se acuerde de Él? Y no sólo se acuerda, sino que lo cuida, lo protege, lo hace crecer, lo trata como verdadero padre, ha perdonado sus infidelidades y le ha dado a su único Hijo para salvarlo, le ha dado su heredad por filiación Divina, dándole la dignidad de hijo, para que sea partícipe de su gloria. 

Lo único que le pide a cambio es que crea en Él. Y le da la gracia para hacerlo. Pero le da también la libertad y la voluntad para que decida, porque lo ama y el amor es libre.

El que ama todo lo cree, todo lo puede, todo lo espera, y todo lo alcanza, y cree que Jesucristo, que ha muerto en la cruz para el perdón de los pecados, ha resucitado de entre los muertos para darle vida al mundo, y cumple sus mandamientos.

El que se deja dominar por la tristeza y la melancolía tiene los ojos y los oídos cerrados.

El que cree, ama y se sabe amado, vive en la alegría de Jesús resucitado y da testimonio de Él.

Agradece a tu Padre Dios todopoderoso, creador del cielo y la tierra, de todo lo visible y lo invisible, y cree en Jesucristo, su único Hijo.

Cree en el Espíritu Santo, cree en María, siempre Virgen, en la Santa Iglesia, en los Ángeles, en el testimonio de los Santos, y en la vida eterna.

No seas duro de corazón e incrédulo, convierte tu corazón y cree en el Evangelio. Cree en el sacerdocio y en los sacramentos. Proclama la misericordia que ha tenido tu Señor, que se ha quedado a través de los sacerdotes para que confieses en libertad tus pecados y te sean perdonados.

Adora la Eucaristía, acércate y recibe a tu Señor en la comunión, y proclama su grandeza dando testimonio con tu alegría de que Jesucristo está vivo, ha resucitado, está contigo y te llevará a vivir con Él al Paraíso». 

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