16/12/2024

Lc 5, 17-26

EVANGELIO

Hoy hemos visto maravillas.

Del santo Evangelio según san Lucas: 5, 17-26 

Un día Jesús estaba enseñando y estaban también sentados ahí algunos fariseos y doctores de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para que hiciera curaciones. 

Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de entrar, para colocarlo delante de él; pero como no encontraban por dónde meterlo a causa de la muchedumbre, subieron al techo y por entre las tejas lo descolgaron en la camilla y se lo pusieron delante a Jesús. Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: “Amigo mío, se te perdonan tus pecados”.

Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?”. Jesús, conociendo sus pensamientos, les replicó: “¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados -dijo entonces al paralítico-: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. 

El paralítico se levantó inmediatamente, en presencia de todos, tomó la camilla donde había estado tendido y se fue a su casa glorificando a Dios. Todos quedaron atónitos y daban gloria a Dios, y llenos de temor, decían: “Hoy hemos visto maravillas”.

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas 5, 17-26)

«El Señor ha obrado en el mundo maravillas. Jesús, que vino al mundo para nacer en medio de los hombres y manifestar el poder de Dios a través de su misericordia, se compadece de los hombres y hace milagros, curando a los enfermos, expulsando demonios, perdonando los pecados.

Él se hizo en todo como los hombres, menos en el pecado, para que crean en que Él es el único Hijo de Dios que vino al mundo para salvarlos.

Pero los hombres deben corresponder poniendo en obras su fe, manifestando su fidelidad y su amor al Rey que el mundo ha visto nacer en medio de la pobreza y de la sencillez de un establo.

Es necesario que los hombres crean, para que quieran recibir la misericordia de Dios a través de los pastores que Él ha llamado y elegido, para darles su poder y la gracia para perdonar los pecados, para sanar a los enfermos, para expulsar demonios, para enseñar y conducir al pueblo de Dios al encuentro con Cristo a través de los sacramentos.

Es necesario que crean en el Hijo de Dios, presente y vivo en la Eucaristía, y se maravillen al presenciar el diario milagro que ocurre en el altar, y sean testigos de su misericordia al recibirlo con la fe de quien acude a adorar al Rey que el mundo vio nacer. 

Procura tú ser persistente en tus obras y perseverante en la oración, acudiendo al trono de la gracia, pidiendo perdón, para recibir misericordia.

Manifiesta tu fe, luchando y buscando de manera insistente llevar la evangelización a todos los pueblos.

Conviértete en instrumento de su misericordia, para que el mundo a través de ti vea maravillas, cuando a pesar de las dificultades, del cansancio, de las circunstancias adversas, el Señor te diga ¡levántate y camina!, firme en la fe, en la esperanza y en el amor, para ser instrumento de sus milagros, para que crean en Él».