16/12/2024

Lc 6, 1-5

EVANGELIO

¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?

+ Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 1-5   

Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: “¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?”.

Jesús les respondió: “¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres”.

Y añadió: “El Hijo del hombre también es dueño del sábado”. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas: 6, 1-5)

«Dios es misericordioso, compasivo y bondadoso, es Padre providente, Creador de todo lo creado, visible e invisible.

Dios ha creado a los hombres para Él, por amor, y ha creado el mundo para los hombres, y no a los hombres para el mundo. El que es de Dios no pertenece al mundo, sino que se vale del mundo para perfeccionarse y poder llegar a Dios, viviendo con los pies en la tierra, pero con el corazón en el cielo.

El que lucha por perfeccionarse para llegar a Dios cumple la ley de Dios. No una ley despiadada y rigurosa, sino la ley del amor, la ley que Jesucristo no vino a abolir, sino a darle plenitud, ley en la que se manifiesta la caridad, el respeto mutuo y la misericordia.

La ley del amor no se rige por los prejuicios del mundo, sino por el corazón de los hombres, sus conciencias e intenciones, porque la caridad siempre debe estar antes que la eficacia.

Jesucristo vino a enseñar que los hombres no han sido creados para la ley, sino que la ley ha sido creada para que los hombres sirvan al Rey. El Rey es Él. Él es el Amor. 

Por tanto, la ley que rige a los hombres es el amor, que se expresa amando a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, sirviéndose unos a otros, a través de la caridad y la misericordia.

Acata tú la ley de Dios, obedeciendo los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, escuchando la voz del Papa, quien tiene la infalibilidad para hablar en nombre del Espíritu Santo.

No juzgues y no serás juzgado. Perdona y serás perdonado. Trata a los demás como quieres que ellos te traten a ti, y obra la caridad sin prejuicios, considerando a los demás superiores que a ti mismo, anteponiendo siempre el amor a las personas, que el valor que el mundo le da a las cosas, viendo a Cristo en el otro, porque lo que haces con el prójimo lo haces con Cristo».