EVANGELIO
La vela se pone en el candelero, para que los que entren puedan ver.
+ Del santo Evangelio según san Lucas: 8, 16-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz. Porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.
Fíjense, pues, si están entendiendo bien, porque al que tiene se le dará más; pero al que no tiene se le quitará aun aquello que cree tener”.
PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18)
«Todo bautizado es encendido con el fuego del amor por el Espíritu Santo, que es la luz de Cristo, y adquiere el compromiso y la responsabilidad de llevar la luz de Cristo a los demás, a través de la práctica de las virtudes infundidas desde ese día: la fe, la esperanza y la caridad.
A todo cristiano se le ha concedido, por el sacrificio de Cristo en la cruz, la posibilidad de alcanzar los bienes celestiales. Todo bien terrenal es efímero. Los bienes celestiales son eternos, y se consiguen a través de una lucha incansable para alcanzar la santidad en medio del mundo, practicando la fe en Jesucristo, con la esperanza de llevar su luz al mundo, haciendo la caridad con los más necesitados, para que su luz brille en ellos.
Porque la luz de Cristo no se enciende para que sea escondida, sino para que sea expuesta para muchos que viven en la oscuridad, para que salgan de las tinieblas y vayan a su admirable luz.
Descubre tú la luz que hay encendida en tu corazón, que te da vida y clama en tu interior el deseo de ser compartida.
Con docilidad permite al Espíritu Santo en ti actuar, para que tu luz nunca se apague.
Haz conciencia de lo mucho que se te ha dado, y acepta tu deber de cristiano de llevar la caridad de Cristo a los demás, agradecido, porque la misma medida que tú uses para tratar a los demás, será usada contigo, y con creces, porque se te ha dado mucho y se te dará más.
Y tú, ¿qué medida utilizas para tratar a tu Señor?».