15/12/2024

Lc 1, 5-25

EVANGELIO

El nacimiento de Juan es anunciado por un ángel.

Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 5-25 

Hubo en tiempo de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos a los ojos de Dios, pues vivían irreprochablemente, cumpliendo los mandamientos y disposiciones del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos, de avanzada edad.

Un día en que le correspondía a su grupo desempeñar ante Dios los oficios sacerdotales, le tocó a Zacarías, según la costumbre de los sacerdotes, entrar al santuario del Señor para ofrecer el incienso, mientras todo el pueblo estaba afuera, en oración, a la hora de la incensación.

Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarias se sobresaltó y un gran temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: “No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a quien le pondrás el nombre de Juan. Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre. Convertirá a muchos israelitas al Señor; irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia sus hijos, dar a los rebeldes la cordura de los justos y prepararle así al Señor un pueblo dispuesto a recibido”.

Pero Zacarías replicó: “¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy viejo y mi mujer también es de edad avanzada”. El ángel le contestó: “Yo soy Gabriel, el que asiste delante de Dios. He sido enviado para hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo”.

Mientras tanto, el pueblo estaba aguardando a Zacarías y se extrañaba de que tardara tanto en el santuario. Al salir no pudo hablar y en esto conocieron que había tenido una visión en el santuario. Entonces trató de hacerse entender por señas y permaneció mudo.

Al terminar los días de su ministerio, volvió a su casa. Poco después concibió Isabel, su mujer, y durante cinco meses no se dejó ver, pues decía: “Esto es obra del Señor. Por fin se dignó quitar el oprobio que pesaba sobre mí”.

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25)

“El ángel del Señor ha sido enviado al mundo en varias ocasiones para traer buenas noticias para anunciar las maravillas y la misericordia del Señor, para anunciar la vida que triunfa a pesar de las circunstancias inexplicables e imposibles para los hombres, y ante su sorpresa e incredulidad.

Las grandes obras de Dios son precedidas por sus milagros, y Él espera una sola respuesta de los hombres: sí a la vida, desde Sansón hasta Juan, hijo de Zacarías, hasta la Virgen María.

El ángel del Señor ha anunciado el milagro de la vida, a pesar de la edad avanzada y la esterilidad. El poder de Dios se ha manifestado dando vida para hacer sus obras. 

El ángel del Señor anunció a María, y siendo Virgen, concibió por obra del Espíritu Santo al que es la vida, el Hijo de Dios que vino al mundo a manifestar con el poder de Dios el triunfo de la vida sobre la muerte a la que estaba sujeta el mundo. 

Aun así, hay hombres que dudan del poder de Dios, porque quieren entender racionalmente con su pobre inteligencia al que es la inteligencia y la sabiduría absoluta, y cuestionan el proceder de Dios, poniendo en duda su omnipotencia, su omnipresencia y su omnisciencia, porque les falta fe y les carcome el alma su soberbia. Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen.

Dios les ha enviado profetas y no han creído, les ha enviado a su único Hijo y no lo han recibido, les ha dado señales, ha manifestado sus milagros, y los hombres lo siguen cuestionando.

No aceptan sus designios, dicen “no” a la vida y pretenden hacer sus propias obras con sus propias fuerzas.

Escucha tú la Palabra de Dios, y no seas incrédulo, sino creyente, porque se cumplirá todo lo que el Señor ha dicho, hasta la última letra.

Acepta su voluntad y agradece su misericordia.

Admírate de sus milagros cuando ves el vino y ves el pan transubstanciados en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo. 

Prepara tu corazón y permanece bien dispuesto a recibirlo.

Dile “sí” a la vida, Él es la vida que crece milagrosamente en el vientre de la Virgen María. Prepárate para recibirlo en tu corazón, pide que aumente tu fe, tu esperanza y tu caridad, y déjate transformar en instrumento del Señor, para que al nacer el niño Jesús encuentre en ti posada y una perpetua morada.

El ángel del Señor anuncia su llegada. Eleva tu mirada, mira la estrella, mira a María y déjate guiar por ella. No dudes, sino cree.

La Sagrada Familia está tocando a tu puerta. Ábrele”.