16/12/2024

Lc 6, 43-49

EVANGELIO

¿Por qué me dicen ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que yo les digo?

+ Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 43-49 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos.

El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón; y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.

¡Por qué me dicen ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que yo les digo? Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las pone en práctica. Se parece a un hombre, que al construir su casa, hizo una excavación profunda, para echar los cimientos sobre la roca. Vino la creciente y chocó el río contra aquella casa, pero no la pudo derribar, porque estaba sólidamente construida.

Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a un hombre que construyó su casa a flor de tierra, sin cimientos. Chocó el río contra ella e inmediatamente la derribó y quedó completamente destruida”. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas 6, 43-49)

«Al hombre de corazón bueno se le conoce por sus buenas obras y por el beneficio que otros obtienen de ellas. Podemos ver en los rostros de los hombres belleza y bondad, pero no podemos ver las intenciones de sus corazones, y por su apariencia y habilidad de palabra nos pueden engañar. 

Por eso debemos cuidarnos y siempre pedir luz al Espíritu Santo, para conocer lo que es de Dios, y rechazar lo que proviene de hombres malvados que no buscan el bienestar del prójimo sino su propio beneficio a costa de los demás, pero que los delatan sus frutos, que son malos, porque su corazón está lejos de Dios.

Permanece tú en el amor de Dios, para que des fruto bueno y abundante, y ese fruto permanezca. No creas todo lo que te dicen, no te dejes engañar por falsas predicaciones. Antes bien, investiga la fuente de donde esas palabras provienen y cuáles son los frutos de sus obras. 

Aléjate de los hombres que hacen el mal. No te preocupes de ser difamado, insultado, criticado, juzgado, injuriado, perseguido, por la causa de Cristo. Tú persevera en el cumplimiento de tu deber, orando y trabajando, porque por tus frutos te conocerán, y sabrán que eres árbol bueno, que proviene de la semilla plantada por la mano del Hijo de Dios».