16/12/2024

Lc 9, 57-62

EVANGELIO

Te seguiré a dondequiera que vayas.

+ Del santo Evangelio según san Lucas: 9, 57-62

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: “Te seguiré a dondequiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”.

A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”.

Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas: 9, 57-62)

«El cielo se llena de alegría por cada pecador que se convierte. Seguir a Jesús significa conversión, decir sí y corresponder a su llamado con una entrega total y verdadera, cada uno según su vocación, dejando que Dios haga con nosotros lo que quiera, con el deseo de cumplir sus deseos. Esa es la alegría del Corazón de Jesús.

Contémplalo en el vientre de su Madre, mientras busca posada, porque está por nacer. Es un niño indefenso que no tiene nada, ni siquiera tiene dónde reclinar su cabeza y, sin embargo, te llama, y te dice 'sígueme'. 

Contempla al Niño que nació sin nada. No tiene nada y, sin embargo, es dueño de todo. Mira su pobreza y, sin embargo, Él te llena de riqueza. Es un niño indefenso y, sin embargo, es el Hijo de Dios Todopoderoso, y puede darte cuanto le pidas. 

Contémplalo en su vida en el mundo, y síguelo a donde quiera que vaya. No tiene nada, no tiene dinero ni posesiones. Sin embargo, el precio de su bendita sangre vale para comprar a la humanidad entera. Por Él vale la pena dejar el mundo entero, en el momento en que te llama, sin dudar, sin titubear. Contemplarlo a Él es contemplar el paraíso y decir 'sí quiero'. 

Contémplalo en la Cruz, así como vino al mundo, sin nada. No tiene nada y, sin embargo, ha venido por ti para darte su paraíso. Decídete y síguelo».