16/12/2024

Lc 11, 42-46

EVANGELIO

¡Ay de ustedes, fariseos! ¡Ay de ustedes también, doctores de la ley!

+ Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 42-46  

En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, fariseos, porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los cuales pasa la gente sin darse cuenta!”.

Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo: “Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros”. Entonces Jesús le respondió: “¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!”. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas: 11, 42-46)

«El hombre ha sido creado para el amor. El amor es don. Por tanto, el hombre ha sido creado para dar. 

El que es generoso y da con alegría, es dichoso, porque ha encontrado un tesoro en dar, y está escrito que hay más alegría en dar que en recibir. 

El diezmo y la limosna es un deber de todo cristiano para con Dios. Es poner sus bienes al servicio de la Iglesia, para preservar dignos y conservar limpios los templos, y para proveer de lo necesario a los sacerdotes que han renunciado a todo, le han dado a Dios todo lo que tenían para vivir, para seguir a Cristo y servir a Cristo, a través del servicio a la Santa Iglesia. 

Pero a los ojos de Dios no da más el que más tiene, si ése da de lo que le sobra. Él ve las intenciones de los corazones, y multiplica la ofrenda de quien da, aunque sea lo poco que tiene para vivir, si ése da con un corazón generoso, que piensa en el otro antes que en sí mismo. 

Cuidemos la casa común, los bienes naturales que Dios nos dio. Usemos nuestros talentos para construir en lugar de destruir, considerando esto un deber para con el prójimo de futuras generaciones. También en ellos a Cristo debemos ver.

Cumple tú con tu deber de cristiano. Rinde culto a Dios dando limosna y tendiendo la mano a tu hermano, dándote todo a Dios; dando a los demás no sólo lo que te sobra, y no sólo lo material, sino todo lo que tienes y que ellos necesitan: tu tiempo, tu amor, tu cariño, tu compasión, tu testimonio de fe, tu esperanza, tu alegría, tu caridad, un consejo, una corrección, una palabra de aliento, un abrazo, una oración. 

Da alimento y sustento, sé bondadoso y misericordioso, llenando de paz tu corazón generoso, sirviendo agradecido a aquel que dio la vida por ti, que te perfeccionará y te dará su Paraíso».