16/12/2024

Lc 12, 39-48

EVANGELIO

Al que mucho se le da, se le exigirá mucho.

+ Del santo Evangelio según san Lucas: 12, 39-48  

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.

Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?”. El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si ese siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los otros siervos y siervas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte de los desleales.

El siervo que conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.

Al que mucho se le da, se le exigirá mucho; y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas: 12, 39-48)

«El que vive como si fuera el último día de su vida, cara a Dios examina cada día su conciencia y pide perdón, porque sabe que el Señor vendrá y le pedirá cuentas, y nadie sabe ni el día ni la hora.

El hombre previsor y virtuoso se prepara, usa su inteligencia, para que el momento más importante de su vida no lo tome desprevenido, no sea que lo encuentren distraído y pase la vergüenza de que su Señor le reclame que no esté cumpliendo con su deber.

El hombre inteligente pide la gracia para preparar el encuentro definitivo con el Señor, y no cierra sus ojos y sus oídos a la realidad de las verdades eternas, sino que tiene el valor de buscar para él cuál es la divina voluntad.

Lo asume como un deber cotidiano, no evade su responsabilidad, porque sabe que al que mucho se le da, mucho se le pedirá; pero que vale la pena, porque el premio es muy grande.

Tiene su fe y su esperanza puesta en la verdad, que es Cristo, y su amor en el cumplimiento de sus mandamientos; desea con todas sus fuerzas amarlo y servirlo; busca el Reino de Dios y su justicia, y vive entregando su vida arriesgándolo todo por la causa de Cristo.

Cumple tú con tu deber, no sólo por obligación, sino por amor, poniendo al servicio del Señor todos tus bienes.

Y prepárate para recibir más, sabiendo que el Señor te encontrará cumpliendo con tu deber, en ti confiará y te pedirá más, porque te dará más.

Y te dará la gracia para rendir buenas cuentas.

Vive con visión sobrenatural, sabiendo que solo no puedes, pero todo lo puedes con Cristo, que te fortalece».