16/12/2024

Lc 18, 1-8

EVANGELIO

Dios hará justicia a sus elegidos que claman a él.

+ Del santo Evangelio según san Lucas: 18, 1-8  

En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:

“En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’.

Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando”‘.

Dicho esto, Jesús comentó: “Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?”. 

PREGONES  (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8)

«Todos los hombres tienen necesidad de orar acudiendo a Dios Todopoderoso, su Creador, para recibir de Él su favor. 

El hombre que ora pide lo que quiere y, aquello que necesita, Dios se lo concede. 

Pero es importante clamar a Dios día y noche, porque quien le pide, lo alaba y lo reconoce y, ante su insistencia, Él se enternece, se compadece, se apiada, y su misericordia derrama.

La gracia de Dios está presente siempre, pero Él espera que se la pidan, porque respeta la voluntad libre de los hombres, y espera con paciencia a que, por su propia voluntad, acudan a Él con humildad, abriendo los brazos con fe, esperando recibir con generosidad, amando a Dios por sobre todas las cosas, pidiendo los medios necesarios para servirlo, amando al prójimo como a uno mismo, intercediendo por él, para que reciba lo que necesita también.

María es la Omnipotencia Suplicante, y ruega por nosotros, sus hijos, día y noche. Todo favor consigue de Dios, pidiendo, no con molesta insistencia, sino con profundo respeto y con el más puro amor.

Pide tú lo que necesitas, pero primero pide fe, para que con esa fe pidas y por esa fe todo recibas. Pero pide cosas buenas, y no quedarás defraudado.

Pide por el pobre, por el enfermo, por el afligido, por el hambriento, por el sediento, por el desnudo, por el que está por nacer y por el muerto.

Pide por el niño, por el joven, por el adulto, por el anciano, por el que alaba a Dios y por el que comete pecado.

Pide por ti, diciendo : ‘Jesús, ven a mí’. Porque puedes pedir muchas cosas, pero sólo a Él necesitas.

Y espera con fe, sabiendo que a su tiempo todo se te dará, según su infinita sabiduría, en el momento justo, en el lugar justo, de manera justa, porque al que pide con fe y espera con fe, Dios siempre le hace justicia».

 

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