16/12/2024

Lc 21, 5-19

EVANGELIO

Todos los odiarán a ustedes por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá.

+ Del santo Evangelio según san Lucas: 21, 5-19

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido”.

Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?”. Él les respondió: “Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: ‘Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado’. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin”.

Luego les dijo: “Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles.

Pero antes de todo esto los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí.

Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.

Los traicionarán hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”.

PREGONES  (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas 21, 5-19)

«El testimonio del Hijo de Dios en la cruz es testimonio de amor, de fe, de esperanza, de perseverancia, de fidelidad, de misericordia, de la entrega de vida de un hombre que, siendo Dios, no codició ser igual a Dios, sino que se hizo en todo como los hombres, para rescatar a los hombres y volverlos al amor de Dios, haciéndose ofrenda, entregando su vida en un solo y único sacrificio, de una vez y para siempre, derramando su sangre hasta la última gota, para el perdón de los pecados de todos los hombres.  

El testimonio del Hijo de Dios resucitado es testimonio de la gloria de Dios y de su justicia, para que todo aquel que crea tenga vida eterna, porque si no creemos en que Cristo resucitó vana es nuestra fe.  

Este es el testimonio de un hombre y Dios que ha sido perseguido, apresado, juzgado, traicionado por sus propios parientes y amigos, por muchos odiado; que compareció ante los tribunales, en los que su palabra dio testimonio de Él; que se mantuvo firme, para conseguirnos la vida.

Confía tú en el Crucificado y síguelo, dando testimonio de tu fe y de tu amor por Él, iluminado por la luz del Espíritu Santo, con la seguridad de que Dios es todopoderoso y te protegerá, ni un solo cabello de tu cabeza perecerá, si te mantienes fiel hasta el final. Persevera y Él te coronará con su gloria en la vida eterna».