29/11/2024

Jn 1, 45-51

EVANGELIO

Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel.

Del santo Evangelio según san Juan: 1, 43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús ir a Galilea, y encontrándose a Felipe, le dijo: “Sígueme”. Felipe era de Betsaida, la tierra de Andrés y de Pedro. Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?”. Felipe le contestó: “Ven y lo verás”.

Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?”. Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Juan 1, 43-51)

«El encuentro personal con Cristo es un deseo que infunde Dios en el corazón de los hombres, por lo que el corazón está inquieto y no descansa hasta que lo encuentra y descansa en Él. Porque todos hemos sido creados para Él. 

El Señor nos mira a cada uno y nos llama de modo particular para que vayamos a Él. Pero es necesario detenernos en el camino, debajo de la higuera, es decir, bajo la sombra del Espíritu Santo, y mirar hacia lo alto, para descubrir las raíces fuertes que nos harán crecer para dar fruto bueno en abundancia, que es la propia vocación, y el camino que nos lleva al cielo, amando a Dios a través del servicio al prójimo, para llegar a Dios, que es para lo que nos ha llamado, para lo que hemos sido creados. 

Qué importante es la intercesión y guía de nuestros hermanos para que nos abran los ojos y veamos al Señor, a quien amamos, porque Él nos ha amado primero.

Haz un alto en tu camino, para que busques a Cristo, para que encuentres a Cristo, para que ames a Cristo, para que creas en Él.

Rema mar adentro y descubre en tu interior la voz del Hijo de Dios, el Rey de Israel, que te llama y te dice: “yo soy”. 

Reconócelo, síguelo, cree en Él, adóralo, exponle tu corazón, y deja que Él te mire y vea en ti a un hombre según su corazón, un hombre fiel en quien no hay doblez. 

Y ya sea tu vocación de casado, soltero, religioso, sacerdote, o consagrado, sirve al Señor viviendo con fe, con esperanza y con caridad, perseverando en la fidelidad, haciendo su voluntad, abandonándote en sus manos, para que Él haga contigo lo que quiera.

Entonces verás grandes cosas, y sabrás que todo ha valido la pena».