29/11/2024

Jn 7, 1-2. 10. 25-30

EVANGELIO

Trataban de capturar a Jesús, pero aún no había llegado su hora.

Del santo Evangelio según san Juan: 7, 1-2. 10. 25-30

En aquel tiempo, Jesús recorría Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba ya la fiesta de los judíos, llamada de los Campamentos.

Cuando los parientes de Jesús habían llegado ya a Jerusalén para la fiesta, llegó también él, pero sin que la gente se diera cuenta, como de incógnito. Algunos, que eran de Jerusalén, se decían: “¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla libremente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando llegue el Mesías, nadie sabrá de dónde viene”.

Jesús, por su parte, mientras enseñaba en el templo, exclamó: “Conque me conocen a mí y saben de dónde vengo... Pues bien, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo si lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado”. Trataron entonces de capturarlo, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Juan 7, 1-2. 10. 25-30)

«El camino de los justos es difícil, es de cruz, de sacrificio, de sufrimiento, de incomprensión, de persecución, de fidelidad, de humildad, de prudencia, y de la práctica de todas las virtudes. Es un camino de luz, en el que brilla en ellos la fe, la esperanza y la caridad. 

El camino de los justos es Cristo. Él es el justo Juez que no vino al mundo por su cuenta, sino que fue enviado por su Padre Dios, no a buscar a los justos sino a los pecadores, no para hacer justicia, sino para traer misericordia, para que los pecadores se conviertan en justos, porque sólo los justos verán a Dios. 

Jesucristo fue enviado como signo de contradicción, no con la prepotencia y orgullo de un mesías poderoso, como el mundo esperaba, sino como un siervo de Dios, fiel y prudente, que fue obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz, para la salvación de los hombres. Jesucristo es el Mesías todopoderoso, el Cordero de Dios, que se reveló a sí mismo al mundo como el Hijo de Dios, amando hasta el extremo, para cumplir la voluntad de su Padre. 

Procura tú ser justo, practicando las virtudes, cumpliendo los mandamientos de la ley de Dios, frecuentando los sacramentos, escuchando la Palabra, orando y obrando tu fe, llevando la caridad a los más necesitados, siendo ejemplo para que otros te sigan, porque eres un enviado del Señor para que lo conozcan, crean en Él y se salven. 

Pero antes reconócete pecador, necesitado de la misericordia de Dios. Arrepiéntete, pide perdón, renuncia a ser un pecador, conviértete y cree en el Evangelio. Déjate transformar con docilidad por la gracia santificante del Espíritu Santo, para que puedas caminar en el camino de los justos, que es Cristo, quien dio la vida por ti, para justificarte, y salgas de la oscuridad para entrar en su admirable luz».