29/11/2024

Jn 7, 40-53

EVANGELIO

¿Acaso de Galilea va a venir el Mesías?

Del santo Evangelio según san Juan: 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: “Éste es verdaderamente el profeta”. Otros afirmaban: “Éste es el Mesías”. Otros, en cambio, decían: “¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?”. Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no lo han traído?”. Ellos respondieron: “Nadie ha hablado nunca como ese hombre”. Los fariseos les replicaron: “¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita”.

Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: “¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?”. Ellos le replicaron: “¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta”. Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Juan 7, 40-53)

«El hombre que condena a otro hombre, sin haberlo escuchado y sin haber averiguado lo que ha hecho, comete una grave injusticia, lo desacredita con prejuicios, lo difama y lo calumnia, falta al derecho y a la libertad. Por tanto, su testimonio no es válido, no es veraz. 

Todo hombre que es juzgado tiene el derecho de defenderse y de acreditar con sus palabras y sus obras su integridad. Debe otorgársele la oportunidad de que se descubra la verdad. Eso es lo ético, lo moralmente correcto.

La palabra de Jesús es palabra de Dios y se justifica a sí misma, porque es la verdad absoluta revelada al mundo. Pero el que no quiere creer no escucha, cierra sus oídos y su corazón, no le conviene escuchar, porque la verdad convence y compromete.

El único justo es Cristo, y es por Él que todos los hombres han sido justificados a través de su sacrificio en la cruz, porque antes de que Él viniera al mundo ya estaban condenados. Pero Él no vino a traer su justicia, sino su misericordia. Él es el Mesías, el Hijo único de Dios, que fue enviado por su Padre para que todo el que crea en Él se salve. 

Abre tus oídos y tu corazón, escucha la palabra de Dios y cree en el Evangelio.

No juzgues y no serás juzgado. Perdona y serás perdonado.

Alégrate si por tus buenas obras te difaman y te llaman loco. A Cristo también lo difamaron y lo dieron por loco.

Ama a tus enemigos, y reza por los que te persiguen. Pide la protección de tu Señor, que es todopoderoso, y confía en tu Padre del cielo, que te protege como un verdadero hijo, y en Cristo, que te conoce, está contigo todos los días de tu vida. Él es el justo Juez que dará a cada uno lo que merece.

Cree en que el mundo está dividido por la causa de Cristo. Examina tu conciencia y júzgate a ti mismo, porque la paz de tu conciencia te asegura que vivas del lado de la verdad».