EVANGELIO
El que me sirve será honrado por mi Padre.
+ Del santo Evangelio según san Juan: 12, 24-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre”.
PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Juan: 12, 24-26)
«Todo cristiano está llamado a ser discípulo de Cristo. Él ha sido enviado al mundo como Pastor y Cordero, como sacerdote y víctima de expiación por los pecados de los hombres.
Y no quedó infecundo, sino que se ofreció a sí mismo a Dios Padre por todos, en un único y eterno sacrificio, para con su muerte destruir la muerte y dar como fruto la vida a todos los hombres, haciéndolos hijos de Dios y discípulos del Cordero de Dios inmolado en la cruz, y resucitado, para que aprendan de Él a servir a Dios.
Porque Cristo no vino al mundo a ser servido sino a servir y a dar su vida para la salvación de muchos.
Pero el que quiera seguirlo debe renunciar a sí mismo, tomar su cruz de cada día y seguirlo, despojarse de la esclavitud del egoísmo, para servir a Dios llevando la caridad a los demás, para que encuentren en Cristo la vida.
Despójate tú del hombre viejo, y revístete del hombre nuevo, fruto de la cruz.
Conviértete en un verdadero discípulo de Cristo, siguiéndolo, llevando la fe, la esperanza y la caridad a tus hermanos, con alegría, a través de obras de misericordia.
Aborrece el pecado y ama a tu hermano.
Despréndete de tus apegos y sirve a tu hermano.
Olvídate de ti mismo y acuérdate de tu hermano que está en agonía y necesita de tu oración y caridad, y de la gracia de manos del sacerdote, para bien morir y dar frutos de santidad en la vida eterna».