EVANGELIO
El Espíritu Santo, que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas.
+ Del santo Evangelio según san Juan: 14, 21-29
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”.
Entonces le dijo Judas (no el Iscariote): “Señor, ¿por qué razón a nosotros sí te nos vas a manifestar y al mundo no?”. Le respondió Jesús: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió.
Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Parác1ito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.
La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean”.
PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Juan 14, 21-29)
«Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. En este mandamiento se resumen todos los mandamientos de la Ley de Dios. Pero Jesús nos dio un mandamiento nuevo: que nos amemos los unos a los otros como Él nos amó. Y nos dio un corazón como el suyo para que podamos hacer todo por amor de Dios.
El que ama a Dios lo demuestra cumpliendo sus mandamientos, escuchando su Palabra, y viviendo el Evangelio poniéndola en práctica, aplicando la sabiduría divina a su propia vida, porque la Palabra está viva.
La Palabra es el Verbo encarnado, fruto bendito del vientre inmaculado de la mujer que Dios eligió para manifestar su amor por la humanidad, por obra del Espíritu Santo, que Dios derrama sobre los que lo aman.
Esfuérzate tú por cumplir los mandamientos del Señor. Práctica su Palabra, aplicándola en tu vida. Vive el Evangelio invocando al Espíritu Santo, para que te enseñe y te recuerde todas las cosas, y te dé la sabiduría para imitar a Cristo y hacer sus obras.
Muéstrale al Señor tu Dios que lo amas con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas, obedeciéndolo, escuchando su palabra y haciendo lo que Él te diga.
Abre tu corazón, examina tu conciencia y descubre si tienes paz, la paz que Dios le da a los que lo aman y lo obedecen. Entonces sabrás si Dios ha hecho morada en ti, o si estás rechazando su gracia con tu mal comportamiento. Rectifica, pide perdón, convierte tu corazón, cumple los mandamientos del Señor, y deja con docilidad que llene de su amor y de su paz tu corazón».