29/11/2024

Jn 16, 20-23

EVANGELIO

Nadie podrá quitarles su alegría.

Del santo Evangelio según san Juan: 16, 20-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría.

Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero una vez que ha dado a luz, ya no se acuerda de su angustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo. Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría. Aquel día no me preguntarán nada”. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Juan 16, 20-23)

«La alegría es un fruto del Espíritu Santo. El que está lleno de su gracia vive alegre, y nadie puede quitarle su alegría.

A pesar de las dificultades, de las tribulaciones, de los malos tiempos, de las calamidades, de las duras pruebas, de los obstáculos, de las malas noticias, de las catástrofes, de las amenazas, de las burlas y persecuciones, conserva una alegría incomprensible para el mundo, porque su alegría no es de este mundo. Es la alegría plena de quien tiene una paz interior inamovible, fruto de la presencia del Espíritu Santo en su alma.

No es la falsa alegría de quien oculta sus sentimientos para aparentar fortaleza, sino de quien mantiene expuesto el corazón, porque su alma está habitada por el Espíritu Santo. Y la verdad vive en él.

Alégrate tú, porque el Señor está contigo.

Alégrate porque te ha hallado digno de confianza y ha derramado sobre ti su gracia. 

Vive en la alegría de saber que el Espíritu Santo ha hecho morada en ti, y ha transformado tu tristeza en la alegría de saber que eres hijo de Dios. Porque tanto te ama, que ha enviado a su Hijo Jesucristo para salvarte y hacerte digno de merecer su Paraíso, te ha enviado al Espíritu Santo para unirte a Él en filiación divina, y te da los medios para alcanzar la vida eterna.

Y si aún sintieras que te invade la tristeza, pide al Espíritu Santo que aumente tu fe, tu esperanza y tu caridad, para que hagas todo por amor de Dios, porque el que tiene amor todo lo puede, todo lo soporta, todo lo alcanza.

Alégrate, porque el Señor está contigo todos los días de tu vida, y cuentas con la poderosísima intercesión de Santa María, la Madre de Dios, para que permanezcas en el amor, y tu alegría sea plena».