Jn 1, 29-34
Jn 1, 29-34
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EVANGELIO

Este es el Cordero de Dios.

Del santo Evangelio según san Juan: 1, 29-34 

En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: “Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel”.

Entonces Juan dio este testimonio: “Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo’. Pues bien, yo lo vi, y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios”.

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Lucas 2, 21-23)

«El Ángel del Señor anunció a María que sería Madre del Hijo de Dios, y que le pondría por nombre Jesús. Nombre que sería exaltado por Dios sobre todo nombre, para que al pronunciar su nombre toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame que Jesús es el Mesías, para gloria de Dios Padre.

Jesús es el Dios hecho hombre que nació del vientre inmaculado de una mujer virgen.

Es al que adoraron los pastores en Belén.

Es el que fue exiliado a Egipto, de donde Dios lo llamó para que regresara a Israel, y fuera llamado Nazareno.

Jesús es de quien Juan el Bautista dio testimonio, diciendo: “este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, y el que bautiza con el Espíritu Santo”.

Jesús es el que fue llamado Rey de los judíos cuando fue crucificado como cordero en sacrificio.

Es el que con su muerte perdonó los pecados del mundo y abrió las puertas del paraíso.

Es el que resucitó al tercer día para darle vida al mundo.

Es el que subió al cielo a sentarse a la derecha de su Padre, para ser glorificado con la gloria que tenía antes de que el mundo existiera.

Es el camino, la verdad y la vida.

Y es el que vendrá de nuevo para juzgar a vivos y a muertos.

Jesús es el Justo juez y el Rey del Universo. 

Adora, alaba, venera y glorifica con tu vida al Cordero de Dios, que ha sido enviado como víctima de expiación para perdonar tus pecados.

Pronuncia su Nombre con devoción, dobla tus rodillas y únete como ofrenda en su único y eterno sacrificio en acción de gracias, porque por Él has sido salvado. 

Reconócelo delante de los hombres, diciendo: “Jesús, hijo de David, ten piedad de mí. Jesús, Salvador de los hombres, sálvame”. 

Entonces Él te reconocerá delante de su Padre que está en el cielo.

Siéntete dichoso de creer en Él, y dile tantas veces como puedas: “Jesús te amo”, reconociéndote por Él amado, porque si tú lo amas es porque Él te ha amado primero».