29/11/2024

Jn 15, 9-17

EVANGELIO

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido.

Del santo Evangelio según san Juan: 15, 9-17

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.

Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”.

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Juan 15, 9-17)

«Dios todopoderoso es creador, dueño y señor de todas las cosas. Puesto que Él nos creó, somos suyos. Pero en su infinito amor quiso darle al hombre libre voluntad, para que lo ame en libertad, aunque por esa libertad se arriesga a ser rechazado. 

Uno solo es el Espíritu, pero hay diversidad de dones, que a cada uno le da según su voluntad, para provecho común. Por tanto, no es el hombre quien elige, sino Dios quien lo elige y lo envía con una vocación particular, para que dé fruto de acuerdo a los dones y carismas que le ha dado, ya sea en el sacerdocio, en la vida consagrada, en el matrimonio o como soltero, pero a todos nos une en un mismo cuerpo y un mismo espíritu.

Acepta tú el llamado de Dios que te ha elegido para ser hijo, y te ha enviado al Espíritu Santo, para que derrame sobre ti sus dones y carismas, y puedas discernir cuál es tu vocación con la que vas a santificar tu vida, sirviendo a Dios a través del servicio al prójimo.

Sigue con firmeza y con valor el camino para el que el Señor te eligió para participar de su plan divino. Y si te asalta la duda y perturba tu paz, acude a la oración, y escucha al Espíritu Santo que susurra a tu corazón y te dice: ¿eres tú, o he de esperar a otro?».