29/11/2024

Jn 16, 12-15

EVANGELIO

El Espíritu de verdad los irá guiando hasta la verdad plena.

Del santo Evangelio según san Juan: 16, 12-15

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. Él me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes”. 

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Juan 16, 12-15)

«El hombre por sí solo no tiene la capacidad de comprender a Dios. La sabiduría divina sobrepasa la mente limitada de la humanidad. Pero la voluntad de Dios es que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. Por tanto, el Padre envía al Hijo para salvar a la humanidad, y una vez cumplida su misión, vuelve al Padre, y envía al Espíritu Santo al mundo, para que, con sus dones, la humanidad sea capaz de alcanzar el conocimiento de la verdad en plenitud. 

Los hombres son templos del Espíritu Santo, pero no todos tienen la disposición de recibirlo para que haga en ellos su morada. Es para muchos un gran desconocido, en forma de paloma, y no se dan cuenta que es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, y con el Padre y el Hijo es un sólo Dios verdadero, el Espíritu de verdad, la luz que ilumina los corazones para guiarlos y llevarlos a Cristo, y por Él al Padre.

Escucha tú con atención la Palabra de Dios, y déjate llenar de la gracia del Espíritu Santo. 

Pídele que te cubra con su sombra y te dé el don del entendimiento, para que puedas comprender todas las cosas.

Sé dócil y obediente a sus inspiraciones, y déjate mover por Él, para que te guíe como quiera, cuando quiera, a donde quiera, porque quiera, y haga contigo lo que quiera.

Confía en Él, y trátalo con familiaridad.

Ábrele tu corazón para que haga en ti su morada, y te convierta y te santifique.

Invócalo cada día, llámalo, invítalo y dile: “Espíritu Santo ven, ilumíname con tu luz, enciende mi corazón para que arda de amor, y sopla suave sobre mí, para que la llama de mi corazón nunca se apague”».

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Juan 16, 12-15)

«Dios es uno y trino. Todo aquel que crea en Dios debe creer en la Santísima Trinidad, tres personas distintas, Dios Padre creador, Dios Hijo redentor, Dios Espíritu Santo santificador, un solo Dios verdadero, que es omnipotente, omnipresente y omnisciente.

Y debe profesar su fe de acuerdo al Credo, creer en el Evangelio y practicarlo, recibir la gracia de los sacramentos y la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, con la esperanza de morir en Cristo y resucitar en Él para recibir como coherederos con Él la herencia del Padre en la vida eterna, pues hemos sido creados para Dios no para ser esclavos, sino hijos, sumergidos en su misericordia, unidos a la Santísima Trinidad, en el amor del Padre y del Hijo, por el Espíritu Santo.

Reconoce a la Santísima Trinidad, cree en el Evangelio y profesa tu fe, por la que crees en un solo Dios, Padre todopoderoso creador de todo; y en Jesucristo, su único Hijo, por quien todo fue hecho; que bajó del cielo para salvarte, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; por tu causa fue crucificado, muerto y sepultado, y resucitó al tercer día; subió al cielo, y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. 

Cree en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, y con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria; y que es derramado sobre los que aman a Dios.

Cree en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica; y en que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.

Cree en la resurrección de los muertos y en la vida eterna.

Cree en que Jesús está presente en la Eucaristía, en cuerpo, en sangre, en alma y en divinidad, y estará contigo todos los días de tu vida».