Mt 1, 18-23
Mt 1, 18-23
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EVANGELIO

Jesús nació de María, desposada con José, hijo de David.

Del santo Evangelio según san Mateo: 1, 18-25

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que, vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.

Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús.

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Mateo 1, 18-25)

«San José es patrono universal de la Iglesia. Dios todopoderoso lo eligió para que cuidara y protegiera su tesoro más preciado, su único Hijo, que al mundo a rescatar a los pecadores había enviado, y a su Madre, la Virgen, de quien Él había nacido, porque inmaculada y pura la creó, pero delicada, tierna y frágil, como toda mujer que los hombres deben proteger.

Ella es el arca del tesoro de Dios, y él custodio fiel, a quien Dios le dio el honor y el poder de ser y obrar como padre, a imagen de Él, padre providente, bondadoso, sabio, amable, justo, amoroso, prudente, misericordioso, compasivo, generoso, responsable, virtuoso, que dirige, enseña, guía y está atento para cumplir con su deber y resolver las necesidades de su familia.

San José es modelo de perfección en la vida ordinaria en medio del mundo y del trabajo, en la religión, en el estudio. Un hombre como todos, elegido de Dios de entre todos, para participar, de acuerdo a su divina voluntad, en la misión redentora del Hijo de Dios, en quien él puso su fe, su confianza y su esperanza, y lo reconoció y lo adoró desde antes de nacer.

Acoge tú con esa fe al Hijo de Dios, y recíbelo en tu corazón. Y adóralo y recíbelo en la Eucaristía, escuchando su nombre de la boca del sacerdote, cuando entre sus manos lo eleva, y en la misma persona de Cristo dice: “este es mi cuerpo, esta es mi sangre, que será derramada por ustedes para el perdón de los pecados”, y que significa: Dios-con-nosotros.

Dios está presente, está vivo, está con nosotros real y substancialmente. Ha venido para quedarse entre nosotros. Recíbelo, y Él se quedará contigo, para que vivas plenamente, porque el que tiene a Dios, nada le falta.

Encomiéndate a san José y encomiéndale todas tus empresas, tus proyectos, tus trabajos y tus obras, a través de las que muestras tu fe. Pide su protección, confía en él para que custodie el tesoro que llevas dentro: tu virtud y tu fe, teniendo como garantía que Dios puso su confianza en él».