EVANGELIO
El día del juicio será menos riguroso para Tiro, Sidón y Sodoma que para otras ciudades.
+ Del santo Evangelio según san Mateo: 11, 20-24
En aquel tiempo, Jesús se puso a reprender a las ciudades que habían visto sus numerosos milagros, por no haberse convertido. Les decía:
“¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Pero yo les aseguro que el día del juicio será menos riguroso para Tiro y Sidón, que para ustedes.
Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo, porque si en Sodoma se hubieran realizado los milagros que en ti se han hecho, quizás estaría en pie hasta el día de hoy. Pero yo te digo que será menos riguroso el día del juicio para Sodoma que para ti”.
PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24)
«¡Cuánto amor nos ha tenido Dios que nos ha hecho hijos y herederos suyos!
¡Cuánta misericordia ha derramado sobre los hombres!
¡Con cuánta gracia nos ha bendecido, y con cuánta compasión nos ha mirado!
El Señor se nos ha revelado a través de su Hijo Jesucristo. Todo hombre que ha conocido al Hijo conoce al Padre, y tiene el deber de corresponder a los dones recibidos inmerecidamente, haciendo conciencia de eso, agradeciendo por haber sido salvado, convirtiendo su corazón, viviendo el Evangelio y transmitiendo su mensaje de esperanza y de amor.
Arrepiéntete tú, conviértete y cree en el Evangelio. Vívelo y predícalo con el ejemplo.
Agradece al Señor por haber tenido con Él un encuentro, por haberlo conocido, por los milagros que ha hecho en ti.
Asume tu responsabilidad de cristiano. Adora el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía, y teme ofender a Dios, porque tú serás tratado con más rigor en tu juicio que los que no han tenido la dicha de conocer al Hijo de Dios.
Haz oración, ofrece tus sacrificios, haz penitencia y actos de reparación por los pecadores.
Haz la caridad con los más necesitados, a través de obras de misericordia, y alégrate, porque está escrito que los misericordiosos recibirán misericordia».