Mt 13, 31-35
Mt 13, 31-35
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EVANGELIO

Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha.

Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 24-30 

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó.

Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña.

Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: ‘Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?’. El amo les respondió: ‘De seguro lo hizo un enemigo mío’. Ellos le dijeron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancarla?’. Pero él les contestó: ‘No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y luego almacenen el trigo en mi granero’ “.

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Mateo 13, 24-30)

«El mal existe en el mundo, y algunas veces se disfraza de bien, nos confunde.

El Señor hace salir el sol para buenos y malos. Pero, aunque se parezcan en el exterior, Él conoce el corazón de cada uno, y son distintos en el interior.

El Sembrador conoce sus tierras y su semilla, y su siembra es bonanza. El árbol bueno da frutos buenos. Por tanto, todo lo que no dé fruto bueno ha sido sembrado por sus enemigos, para perjudicar la buena cosecha. 

El hombre que confía en el Señor permanece firme y fiel, practicando las virtudes y cumpliendo la ley de Dios, aun en medio de ambientes adversos. Y no sucumbe a la tentación a causa de las malas compañías, porque lo sostiene la fe, la esperanza y el amor.

Persevera tú como buen cristiano, comportándote con la dignidad de hijo de Dios, haciendo siempre el bien, también a los que hacen el mal, confiando en que el Señor conoce tus buenas intenciones y siempre te ayudará, de los malvados te protegerá, y te guardará para Él, porque eres fruto de su cosecha.

Sé astuto y prudente, y no te dejes engañar por las apariencias de la gente. Antes bien, mira sus obras y discierne si están orientadas hacia el único fin bueno que es Dios. 

Aléjate de las malas compañías, y no pongas como pretexto de tus errores la influencia de los demás y sus malas obras, aunque sean de tu misma tierra, de tu propia familia, o vivan en tu casa, no sea que llegue la hora de la siega y seas cortado y arrojado al fuego junto con la cizaña, porque el Señor toma para sí sólo lo mejor, lo que es y permanece a su imagen y semejanza».