Mt 18, 1-5. 10 - Fiesta de los Ángeles Custodios
Mt 18, 1-5. 10 - Fiesta de los Ángeles Custodios
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EVANGELIO

Sus ángeles en el cielo ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.

+ Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 1-5. 10

En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?”.

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.

Palabra del Señor

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Mateo: 18, 1-5. 10)

«Los ángeles son seres espirituales, no tienen materia. No ocupan espacio, están por todas partes, son millares. No ocupan un lugar ni en el tiempo, ni en el espacio. Son seres que viven en la eternidad de Dios, para adorar y servir a Dios. Son sus enviados para protegernos y ayudarnos a llegar al cielo. Ellos ven a Dios cara a cara. Son mensajeros de alegría, de paz, de esperanza y de amor. Nos traen la luz de Dios. Son un vínculo entre los hombres y Dios, y nos ayudan a llegar a Él. Son el conducto a través del cual le llegan a Dios nuestras ofrendas. Nos ayudan a tomar decisiones. Tienen poder para protegernos del mal en el mundo, pero respetan la voluntad y la libertad de cada persona, no pueden convencer a alguien de que haga lo que no quiera hacer. El ángel custodio es un amigo, un compañero de vida, que nos cuida a cada uno desde el instante de ser concebidos. Los ángeles custodios de los que son como niños, los que son limpios y puros de espíritu, se presentan ante Dios cara a cara, porque tienen ofrendas de ellos para llevarle todo el tiempo. 

Escucha a tu ángel, trátalo, agradécele, pídele ayuda, recibe sus consejos y cuidados, permite que obre y actúe sobre ti, para que te cuide y te proteja. Él está siempre junto a ti, para cumplir la misión que Dios le ha encomendado. Ésa misión eres tú».