Mt 11, 25-30
Mt 11, 25-30
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EVANGELIO

Escondiste estas cosas a los sabios y las revelaste a la gente sencilla.

Del santo Evangelio según san Mateo: 11, 25-27 

En aquel tiempo, Jesús exclamó: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.

El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.

PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Mateo 11, 25-27)

«Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo, agradeciendo al Padre por hacer su voluntad, considerando a los más pequeños y sencillos del mundo como los elegidos a quienes Él se decide revelar.

El Hijo de Dios manifiesta su predilección por los más pequeños para confiarles las cosas más grandes, y revelarles así a Dios como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo, en una Santísima Trinidad.

Los pequeños y sencillos son aquellos hombres que tienen un corazón dispuesto a ser movido, no por el poder del mundo, sino por el amor de Dios, que cumplen con los Mandamientos y la Palabra de Dios, y no tienen ídolos, sino que reconocen a un sólo Dios verdadero en el Padre, en el Hijo, y en el Espíritu Santo. Que reconocen a Jesucristo como el Hijo único de Dios, verdadero Hombre y verdadero Dios, que vino al mundo para salvar a todos, a los pequeños y sencillos, y a los ricos y poderosos.

Humíllate tú, y acepta la revelación que el Hijo de Dios ha decidido manifestar a tu corazón de un modo extraordinario en medio del mundo, a través de medios ordinarios: las Sagradas Escrituras, el Magisterio de la Santa Iglesia y la Tradición, y a través de personas sencillas que, como instrumentos, transmiten la gracia de Dios.

Permanece dispuesto a servirle a Dios como un pobre instrumento, agradeciendo y llenándote de júbilo con Él, por todo lo que has recibido y entendido a través de los dones del Espíritu Santo, para transmitir a otros la verdad, y sean derribados del trono los ricos y poderosos, y exaltados los humildes.

Adora al Hijo de Dios en la Eucaristía y alaba al Padre, que te ha dado un corazón sencillo en el que Cristo se ha dignado revelarte al Padre».