EVANGELIO
Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron.
+ Del santo Evangelio según san Mateo: 17, 10-13
En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?”.
Él les respondió: “Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”.
Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista.
PREGONES (Reflexión del Santo Evangelio según san Mateo 17, 10-13)
«Todo aquel que crea en los profetas debe creer en Jesucristo, y en que Él es el más grande de los profetas.
Es quien los profetas anunciaron como el que habría de venir, el Mesías, el Salvador, el Libertador, el Redentor, el vástago de Israel.
Y debe creer también en que todo ha sido escrito ya, y no vendrá otro detrás de Él.
En Cristo se cumplen todas las profecías. Elías profetizaba un fuego que ardería en la tierra, y se hace presente en Juan el Bautista, quien bautizaba con agua, pero anunciaba al que venía detrás de él a traer fuego sobre la tierra, bautizando con el Espíritu Santo, para encender los corazones de los hombres y todos se conviertan; al que siendo primero se haría el último, el más pequeño en el Reino de los Cielos, pero más grande que él.
Juan el Bautista profetizó con su propia vida, porque, así como a él no lo reconocieron, y así como a él lo trataron, así sería despreciado y maltratado el Señor. Urgía a rectificar el camino, llamando a la conversión.
Cristo es el camino, la verdad y la vida.
Reconócelo tú como el Hijo único de Dios, tu salvador.
Reconócelo delante de los hombres, y Él te reconocerá delante de su Padre Dios.
Rectifica tu camino. Conviértete.
Cree en el Evangelio y ponlo en práctica.
Cumple los mandamientos y la ley de Dios.
Cree que el Señor, que fue desterrado, clavado en una cruz, muerto y sepultado, resucitó, subió al cielo, y de nuevo vendrá, rodeado de sus ángeles y de sus santos.
No esperes a nadie más.
Él es tu Señor, el que te ha rescatado, te ha salvado del pecado, y de la muerte te ha liberado; y volverá por ti, para darte vida eterna en su Paraíso.
Cree que está presente en la Eucaristía, porque Él prometió que estaría contigo todos los días de tu vida.
Deja que arda tu corazón con el fuego de su amor, y adóralo».